Según García Márquez, el caballo de Amanda Dos Santos, que heredó el “médico” Abrenuncio, duró 100 años. El caballo invisible de Berthold no muere, se renueva en ciclos recurrentes cada medio siglo, con etapas ocultas en innovaciones radicales que modernizan la estructura productiva. Parece eterno.
De acuerdo con Carlota Pérez, en su libro Revoluciones Tecnológicas y capital financiero: “La dinámica de las grandes burbujas financieras y las épocas de las bonanzas, las revoluciones tecnológicas se encuentran inmersas en cambios tecnológicos, bien por sustitución o modernización del equipamiento, los procesos y las formas de operar existente. Estos reclaman profundos cambios en la gente, las organizaciones y las habilidades, de tal manera que producen una explosión en el mercado financiero. Involucran gente joven (los Babys: Boomers, Teachers, etc), propiciando inversiones en nuevas industrias, sacudiendo todo el soporte empresarial actual”.
El colapso social es inminente. Para esta investigadora, paralelamente a este colapso habrán crecido nuevas industrias, existirá ya una nueva infraestructura, habrán aparecido nuevos millonarios, y la nueva manera de hacer cosas con las nuevas tecnologías será de uso común” (paradigma tecnoeconómico). La articulación sistemática de un nuevo marco regulatorio social y de las instituciones apropiadas, capaces de dirigir y facilitar el funcionamiento de la nueva economía de una manera social y económicamente sostenible es indispensable en cada ciclo recurrente. Allí es donde encaja el TLC.
De acuerdo con Pérez, esta articulación en ocasiones se logra de una forma violenta. La riqueza tiende a acumularse en un extremo, con el aumento de la pobreza en el otro. Los pobres generalmente pueden ver el consumo ostentoso de miembros de la nueva “clase ociosa”, contentándose con los anuncios publicitarios, por tanto habrá que mantener cuidado con él.
El caballo de Berthold transita por una secuencia que se reinicia cada medio siglo aproximadamente, y se origina en mecanismos causales propios de la naturaleza del capitalismo (TLC, guerras democráticas, invasiones, etc.) y a diferencia del caballo de Abrenuncio, que fue enterrado en tierras santas, no se sabe dónde se va a enterrar cuando muera ni tampoco sabemos cómo será su reingreso cíclico en la rápida evolución de esta sociedad postmoderna que impone nuevas visiones cada día. Deberemos esperar a ver si se manifiesta como eterno o reestructurado bajo la figura de nuevas innovaciones tecnológicas que aún no conocemos o con la fuerza galopante del capitalismo y de nuevas formas de producción de las empresas.
jumoral@unitecnologica.edu.co
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