Columna


Beso Benetton

MARTHA AMOR OLAYA

12 de diciembre de 2011 12:00 AM

MARTHA AMOR OLAYA

12 de diciembre de 2011 12:00 AM

Si no hubiera tanto odio en el mundo quizás no hubieran disparado por la espalda a nuestros cuatro compatriotas, secuestrados hace 12 años, presos en la selva y lo único “malo” que hicieron en su vida fue servir a la patria.
Sin odio, tampoco se habría empuñado el cuchillo que acabó con la vida del maestro Alberto Sierra, hombre de la cultura. Esa que nos congrega socialmente, nos sensibiliza y nos esperanza para un mundo mejor.
Sin odio, no cabría en la cabeza el asesinato. Esa forma de muerte violenta que acabó tempranamente con el proyecto de vida de Manuel Mieles, un joven estudiante de derecho. Es decir, un creyente de la justicia y del orden de las cosas.
Benetton no tiene otra intención que la comercial para su “espectacular” campaña “Unhate”. Así que de ninguna manera defiendo sus intereses. Pero causa consternación que el primero en molestarse fue el Vaticano, aduciendo una falta de respeto por la figura del Sumo pontífice.
¿No es acaso la religión católica la que profesa el amor como mandato y ley universal? La imagen de Benedicto besándose con el Imán de la Mezquita Al Azhar de El Cairo, antes de ser considerada como una ofensa, debía ser mirada como un mensaje contundente de amor sin distingo de raza, religión o clase. Quizás un abrazo habría bastado y minimizado el sensacionalismo, pero ¿Por qué tanta intolerancia?
El mensaje es claro: la paz. Por eso también se besan Barack Obama, y su homólogo chino, Hu Jintao; AngelaMerkel y Nicolás Sarkozy; el líder norcoreano, Kim JongIl, y el presidente surcoreano, RohMooHyun; el líder de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu; y nuevamente Obama y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Entre todas estas parejas hay tensiones problemáticas, la invitación es a que las superen. Pero no, al único que le pareció gracioso fue a Chávez. Otros hicieron bien en callar. Los más “poderosos” pusieron en evidencia sus egos. La Casa Blanca, el Vaticano y China protestaron. Este último, bloqueando en su país cualquier forma de acceder a las fotos o a la información y opiniones que reproducen los medios.
Censura, intolerancia y represalias (amenaza de demandas) fueron las reacciones a un beso, a esa forma dulce de expresar el amor.
Lo soñé o acaso no es Obama premio Nobel de la Paz. Todavía no logro entender, como no pueden ellos que “todo lo pueden” ser los abanderados del “Unhate“ en el mundo.
La campaña quizás le sirva a la marca para aumentar sus ventas. A mí me sirvió para darme cuenta que todavía estamos muy lejos de la paz. Si nuestros guías espirituales, premios nobel de la paz y líderes políticos en el mundo se preocupan más por su imagen que por ser embajadores de una campaña contra el odio, nuestras esperanzas seguirán siendo apagadas por las balas, el odio, la guerra y el rencor.
Ñapita
Prendí velitas por los muertos. Le rogué a la virgen que nos transmitiera su humildad. Le pido a Dios que nos perdone nuestros pecados y al Espíritu Santo “iluminación”, para que “aquellos”, den ejemplo de reconciliación y aceptación, cambiando las balas por más besos Benetton.

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