Columna


Bicentenario

MIGUEL YANCES PEÑA

18 de octubre de 2010 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

18 de octubre de 2010 12:00 AM

Agotado el tema del injusto (absurdo queda mejor) comparendo que me colocó un policía importado, y sobre el cual elevé un “Derecho de Petición” no respondido aún, cuando la norma habla de 15 días hábiles para hacerlo, tengo el espacio disponible para escribir sobre lo que quería hace dos semanas. Se han construido sólo un poco más de mil casas en material (block, varillas y cemento) unas, y en PVC con tecnología Canadiense (Royalco en Cartagena) otras. Ambas técnicas permiten la construcción futura de una segunda planta, y están siendo entregadas gratuitamente –es decir, pagadas con el erario público: cero riesgos para el constructor- a los desplazados y a quienes habitaban en zonas de alto riesgo. De resaltar de Bicentenario, del que se conoce poco pues no hay planos disponibles para los interesados, es el diseño urbanístico que reservó zonas de parqueo y zonas verdes, y que a diferencia de otros proyectos -Carolina y Huellas de Alberto Uribe, por ejemplo- tiene pavimentadas las calles interiores, facilitando la movilidad de quienes ya habitan la ciudadela; y tiene los servicios públicos básicos de energía, gas, agua y alcantarillado conectados. Se ve bien. Ya hay niños y jóvenes, capacitados para la convivencia por el SENA, jugando con alegría en los espacios públicos disponibles. El deporte, como se sabe, es un buen mecanismo de integración social positiva, De criticar, los espacios tan pequeños (unos 47 mts. cuadrados de construcción para familias de 5 o más) que mantienen a la gente en la calle, indicativo de que hay hacinamiento, o mucho calor en su interior. Como la tierra es costosa, y más en Cartagena, se pudo dejar un callejón, o zona libre de construcción a lado y lado de cada par de casas que permitiera colocar mas ventanas, en lugar de construirlas pegadas entre si, como se hace en clima frío. Ojalá se haga con lo que aún queda por construir. Pero lo que no cuadra es el costo (cerca de 40 millones) y el esquema de financiación para el estrato al que se supone va destinado el programa: trabajadores informales, independientes y madres cabeza de familia, entre otras, con preferencia del estrato uno. Se les exige un ahorro congelado en una cuenta bancaria (ahorro programado) del 10% del valor de la vivienda seleccionada (entre 4 y 5 millones), que le asegure al constructor, junto con el subsidio de hasta de 14 millones que otorga el gobierno nacional, el punto de equilibrio, y la seria intención del comprador. El saldo, otros 20 millones financiados en UVR o cuota fija, a 10 años, que origina cuotas cercanas a los 300 mil pesos mensuales. Parece que habrá dificultades para vender una vez el Distrito deje de comprar, y el proyecto se podría paralizar. Habrá que idear nuevas modalidades de construcción y financiación. La auto construcción no dará resultados, porque las personas deben trabajar para el sustento familiar, y se pone en riesgo la estética y la calidad de las casas. Si el Distrito dona el terreno, y las empresas de servicios publico costean la expansión de redes (acueducto, agua, energía, y gas) para conectar el servicio que es expansión del mercado, la Fundación, que no posee ánimo de lucro, sólo correría con lo costos del urbanismo y la construcción, y el precio final sería menor. *Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe myances@msn.com

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