Columna


Bolsa de empleo

LIDIA CORCIONE CRESCINI

04 de octubre de 2011 12:00 AM

LIDIA CORCIONE CRESCINI

04 de octubre de 2011 12:00 AM

Somos parte de una ideología porque miramos el mundo social desde unas ideas del bien, de la justicia, de la armonía, de la felicidad, de la libertad, de la igualdad para todos. Las Ideologías políticas dejaron de existir hace mucho tiempo. La convicción en defensa de esa ideología a través de un partido político pasó a ser lo que rezan los adagios populares que hoy la abanderan. “Al son que me toquen bailo”, “por la plata baila el perro”, “da que te vienen dando”, es lo usual en los politiqueros.
Una ciudad como Cartagena que desde hace tiempo vive de lo mismo y en donde, repartirse la torta se ha tenido por costumbre, en derecho la costumbre (consuetudinario) se vuelve ley, los ciudadanos, ante la impotencia en todos los aspectos, nos hemos vuelto ¿Indiferentes? ¿Subyugados? ¿Conformistas? ¿Ciegos, sordos y mudos? ¿Hipnotizados? ¿Alienados?
Muchos, en este momento histórico, en un período de consecuencias, donde no se tomaron las decisiones necesarias que orientaran las dinámicas urbanas hacia el desarrollo económico y social con equidad, quieren ir como Vicente, para donde va la gente. Todos cansados van detrás de la persona que cree que les va a resolver el problema inmediato, un Flash Gordon o Speedy González. Se necesitan pies de plomo.
Las elecciones para Alcalde o Gobernador más que un galardón o condición de honorabilidad de ética y moralidad, en estos momentos cruciales y cercanos a las votaciones es lo más próximo a una bolsa de empleo: “Dame hoy, vota por mí, mañana te devuelvo el favor”, es el lema clave en donde no dan puntada sin dedal. Numerosas veces se cree que “el pueblo” en su afán desesperado y esperanzado por encontrar solución a la desidia e indiferencia de lo vivido en otrora, sin encontrar una luz en el camino que les abra paso a su condición digna como persona, dentro de una sociedad de extremos, se les aparece la dinámica de sálvese quien pueda y, es quien elige, olvidándonos que al lado de ellos están los grandes capitalistas a quienes les interesa adquirir contratos para producir más y más, engrosar su balance, apoyando de esa manera a los aspirantes que repuntan. Es una vergüenza la condición e intención política de esta ciudad.
Muy pocos quieren ser los mayores accionistas de la ciudad, lo peor y más grave es que compran sus acciones con los dineros del erario público. ¿Cómo? Contrataciones, contrataciones, contrataciones.
Aparece entonces, sin son ni ton, como salido de un cuento de brujas, el expresidente Uribe agarrado de la mano de Peñalosa y Campo, moviéndose como un piojo chupando la sangre.
¿Cuál es la ideología de los candidatos actuales si se dejan avalar por cualquiera que les ofrezca inyectarle conveniencias?
Decir que a esta ciudad no la compone nadie, es negarme a la posibilidad de que un día, los candidatos postulados a la alcaldía lo harán de manera honesta, comprometida, con verraquera, con convicción, hacia la obtención de un equilibrio social en todos sus aspectos.
Lamento el retiro de la candidata Roxana Segovia, pero ante el desgano de su partido político y de todos aquellos que sabían que ahora sí se podía hacer algo bueno por el cambio y progreso de la ciudad, no le quedó otra alternativa.
¡Porque usted lo ha decidido! ¡Cartagena merece lo que tiene!

*Escritora

licorcione@gmail.com

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