Columna


Buscando una opción

PANTALEÓN NARVÁEZ ARRIETA

26 de agosto de 2011 12:00 AM

PANTALEÓN NARVÁEZ ARRIETA

26 de agosto de 2011 12:00 AM

Ya se definieron las listas de aspirantes. Los columnistas que no militamos en un partido político podríamos ponderar a un candidato, denigrar de quienes declinaron o denostar de las alianzas que respaldan a los que aparecen con opciones. También podríamos ignorarlos y referirnos a otros temas. Pero, por la actualidad que estos representen, no tocar las elecciones nos hará aparecer fuera de contexto. El ambiente impone que se hable de mecánica electoral, no porque lo que digamos incline las preferencias de la masa, sino porque las opiniones suelen utilizarse como detonante para encender las pasiones y polarizar a los electores.A sabiendas de ello, no nos resistimos y recomendamos la que consideramos mejor alternativa, sin importar que la encarne aquel que no tiene posibilidades de alcanzar el favor del electorado. Todo porque escudriñamos en las ejecutorias de quienes se postulan y desconfiamos de sus programas. Aprendimos que estos se convertirán en catálogos de propósitos para no ejecutar. Además, hoy los partidos no constituyen conglomerados que respalden ideas y principios, cuya defensa se le encomienda al candidato por el convencimiento que demostró en ellas, sino un mosaico de facciones que, en ocasiones, se oponen entre sí, a pesar de la militancia común.
Esa indefinición explica por qué aquí los individuos se convirtieron en el eje de la mecánica electoral. Los políticos de oficio desechan todo procedimiento que excluya a quien aglutine los apoyos de los caciques. Más que compartir una ideología o mantener una amistad de antaño, a la hora de escoger una opción, intentan garantizar su continuidad en el control del erario o la participación en los negocios que generará el Estado. Es su beneficio el que prima.
Pero quienes definimos adhesiones prefiriendo el raciocinio sobre el tropel, tampoco estamos a salvo de errar. En efecto, habrá ocasiones en que el patrocinio que con anterioridad recibimos para adelantar alguna actividad, la amistad o el colegaje se convertirá en el elemento que nos afecte el juicio. Terminaremos, entonces, apoyando a un aspirante que no merecía el respaldo. Tarde descubriremos que la excelencia que de él se pregonaba no superó la elección o que su conducta previa y la preparación de sus adláteres nunca fueron garantías de que su gestión serviría para impulsar los proyectos que nos sacarían de la postración.   
Esta incertidumbre la producen no sólo las volteretas de algunos de los aspirantes, sino la dispersión de los partidos y la consolidación de alianzas entre grupúsculos. Mientras la campaña avanza, el tropel crece y se dificulta el raciocinio, sobre todo cuando en el juego participan amigos, cuyas ejecutorias no enseñan del todo éxitos como administradores de lo público. Se percibe falta de experiencia y se piensa en el voto en blanco.
Sin embargo, no creo que solucionemos nada aupándolo. Y, a pesar de que la opinión de un columnista no determina la victoria, sí conviene intentar descubrir el provecho o las desventajas que tendríamos con cada uno, no solo en la alcaldía de Sincelejo, sino en la gobernación de Sucre, para insinuar que se elija a uno de ellos, que a mi juicio deben ser los que durante su periplo han sido consecuentes con sus ideas. Quizás envían señales de coherencia y compromiso.

*Abogado y profesor universitario.

noelatierra@hotmail.com

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