Hace ya muchos años, cada vez que se hablaba de planificación urbanística en Cartagena, se apelaba a los proyectos del arquitecto González Concha. Su nombre y su prestigio encandilaban a todos los alcaldes, así como a las personas que se preocupaban por esos temas que, entre otras cosas, no eran materia de millonarios estudios contratados con flamantes especialistas nacionales y extranjeros. Se trataba, simplemente, del sincero interés por servir a la ciudad. Ahora la cuestión es a otro precio, con gastos suntuosos y términos inacabables para lograr la elaboración de un plan de organización hacia el futuro. Por fortuna, después de un lustro de debates estériles, por fin parece que va a impulsarse un proyecto concreto de desarrollo que permitirá acabar con la inconcebible vergüenza de “Puerto Duro”, en un punto vital de “La Matuna”. Lo que marca un giro claro hacia las anheladas soluciones. De mi parte, en el plano político administrativo, quiero repetir algunas recomendaciones que esbocé de tiempo atrás y que considero con vigencia en la actualidad, pues Cartagena necesita rectificaciones fundamentales en su organización, mediante un nuevo y severo estatuto distrital sobre las siguientes bases: El alcalde será designado por el Presidente de la República de quien dependerá directamente. El Concejo estará constituido, de manera híbrida, entre democrático y corporativo. La tercera parte – sólo esa proporción – será escogida por elección popular. El resto estará integrado por representantes de los gremios y asociaciones que tienen intereses reales en la defensa de la ciudad, de su historia y de su arquitectura colonial, en la preservación de su presente y la consolidación de su futuro. Esta última representación podría formarse, por ejemplo, con miembros designados por la Academia de la Historia, la Sociedad de Mejoras Públicas, los grupos económicos, la Sociedad de Ingenieros y Arquitectos, la Universidad, la Iglesia, los sindicatos, las asociaciones de hoteles y agencias de turismo, etc. La reelección de los concejales únicamente será posible por una vez consecutiva. Para volver a ser miembro del Concejo, después de dos períodos, habrá que esperar un mínimo de cuatro años. El Contralor, escogido por mayoría simple en el seno del Concejo, no podrá ser reelegido. En caso de que por cualesquiera circunstancias no pudiera realizarse la elección transcurridos treinta días desde la primera citación al efecto, el Contralor que desempeña el cargo cesará en sus funciones y el Contralor General de la República procederá a designar un reemplazo interino hasta que el Concejo proceda a nombrar el titular. En el presupuesto nacional se estudiará anualmente una partida equivalente a un determinado porcentaje de los gastos de inversión, con destino a la conservación de la ciudad antigua y de los monumentos de Cartagena, así como para los planes de desarrollo de la urbe. Estas sugerencias tal vez sirvan para imprimir nuevos rumbos a este noble rincón de los abuelos, que bien merece un tratamiento especial y distinto, porque es único en Colombia. *Directora Unicarta. *Ex congresista, ex embajador, miembro de las Academias de Historia de Cartagena, y Bogotá, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua.
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