Columna


A Campoelías

ÓSCAR COLLAZOS

28 de mayo de 2011 12:00 AM

ÓSCAR COLLAZOS

28 de mayo de 2011 12:00 AM

Apreciado Campo Elías Teherán: escribo esta carta abierta por dos motivos: uno, porque eres uno de los periodistas más populares de la ciudad, y dos, porque he visto que, entre los precandidatos a la Alcaldía, eres uno de los que encabeza las mediciones de favorabilidad.
Te confieso que miro con simpatía el arraigo de tu programa en los sectores populares. Me gusta esa mezcla afortunada de periodismo y servicio social. Es muy posible que el día en que faltes en la conducción de tu programa los oyentes sentirán ese vacío. Te pregunto: ¿Es necesario que repitas la desastrosa experiencia de tu colega Ventura Díaz, entonces tan popular en Barranquilla como tú en Cartagena?
Comparto con muchos la creencia de que no basta ser un buen profesional de proyección popular para creer, de buena fe, que el capital social de la fama puede convertirse en capital político, que el conocimiento de los problemas es la llave que abriría las puertas a un alto cargo de elección popular.
No se trata de creer que se es capaz de administrar una ciudad cada vez más compleja, necesitada de soluciones cada vez más técnicamente profesionalizadas, sino de saber si se es capaz, objetivamente, de medir la distancia que separa los buenos deseos de las realizaciones posibles. La fe en la propia popularidad abre dos puertas falsas: el populismo y el mesianismo.
Cartagena ha crecido en población y necesidades. Tú lo sabes. No basta la sensibilidad social de un individuo. No basta el corazón herido de los periodistas ni la simpatía que produzcan en sectores donde los políticos amasan su fraudulento capital electoral. Una percepción engañosa puede llevarnos a confundir las funciones, aunque nuestra Constitución les garantice a todos los ciudadanos el derecho a aspirar a cargos de elección popular.
Creo que la ciudad no necesita que la gobierne un periodista, ni siquiera el más popular de los periodistas. Necesita que existan buenos y honestos periodistas. Necesita un administrador y un gerente, una mano que concilie los intereses empresariales con las necesidades de las mayorías, alguien que recobre el sentido público de la salud, ahora que se hundió su experimento empresarial.
Cartagena necesita a un profesional de la educación que, sobre la cobertura actual, eleve su calidad y la vuelva competitiva; un urbanista que controle la especulación inmobiliaria, un vigilante que impida las arbitrariedades privadas, un juez que castigue y una autoridad que, desde arriba, impida que la maquinaria del turismo destruya la riqueza patrimonial de la ciudad; un mandatario que sacrifique su popularidad, si es necesario, para erradicar vicios de práctica popular.
Te aseguro, Viejo Campo, que si tuviera tu popularidad, por nada del mundo creería que eso me habilita para dirigir los destinos de esta ciudad. No basta ser un buen profesional del periodismo popular. Hace falta algo más. Y eso es lo que debemos estar buscando quienes elegiremos al nuevo alcalde de la ciudad: algo distinto a  lo malo conocido y mejor a lo poco bueno que hemos tenido.

*Escritor

salypicante@gmail.com
 

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