Columna


Caribe incierto

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

15 de marzo de 2011 12:00 AM

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

15 de marzo de 2011 12:00 AM

Un año después de la exitosa iniciativa electoral conocida como Voto Caribe, persiste la incertidumbre sobre si la región logrará conquistar las propuestas avaladas en las urnas por más de dos y medio millones de ciudadanos y si su dirigencia política será consecuente con el reto asumido.En esta especie de conmemoración, han surgido propuestas interesantes para orientar el curso del proceso de “Región Caribe Ya”. Académicos, analistas y editorialistas han insistido en el cumplimiento de tareas especificas como: la aprobación por parte del Congreso de la República de la Ley Orgánica de ordenamiento Territorial (LOOT); depurar la dirigencia política regional, aprovechando las elecciones de octubre próximo; insertar de manera cualificada el desarrollo regional en el Plan de Desarrollo Nacional y mejorar sustancialmente el paquete de proyectos en el Plan Estratégico Regional.
Todas ellas tienen sentido y sin lugar a dudas su ejecución coordinada sería garantía de éxito en las conquistas de región. No obstante las circunstancias no conducen al optimismo. El centralismo persistente intenta opacar los propósitos del proceso, contando para ello con la bandeja servida por algunos líderes del patio, que dejaron entrever de manera prematura apetitos burocráticos en las reivindicaciones planteadas.
Al Gobierno Nacional no le seduce la regionalización, el Congreso no le concede prioridad y las bancadas costeñas no exhiben en su defensa, su fortaleza para impulsar otro tipo de iniciativas legislativas y de control político.
La bien intencionada propuesta manejada desde los medios de comunicación, de limpiar la política regional de corrupción e incompetencia, aprovechando las elecciones de octubre, se topa con la realidad de una estrategia desenfrenada de sectores cuestionados de la politiquería tradicional no sólo para perpetuarse en el poder, sino para reconquistar espacios perdidos.
Analistas y gobernantes coinciden en que el Plan Estratégico Regional carece de proyectos de envergadura que canalicen las grandes expectativas para superar el rezago y la marginalidad del Caribe, pero a pesar de ello, escasean las iniciativas para su formulación y gestión.
Ni la más reciente tragedia invernal, que devastó buena parte de la región, fue suficiente para unir la voluntad política regional ni dar una muestra efectiva de integración en objetivos comunes. Más allá de las declaraciones conjuntas y buenas intenciones, los resultados han sido pobres para que “Nada vuelva a ser igual y todo sea mejor”. Las poblaciones damnificadas siguen igual o mayor riesgo, sin nuevas acciones de prevención o contingencia, y todo parece indicar que la catástrofe está próxima a repetirse.
Para conformar la Región Caribe hace falta mucho más que una ley o un guiño presidencial, se requiere verdadera voluntad de integración; trascender el entusiasmo de un grupo reducido de gobernantes y costeños apasionados. La socialización masiva de la iniciativa y la formación de nuevos liderazgos que la impulsen sigue siendo una necesidad.
El reto no es sólo de los políticos, también de la dirigencia empresarial, la academia y las organizaciones sociales, para no tener que contar nuevos aniversarios de los votos depositados por un Caribe incierto.

*Trabajador Social y Periodista, docente universitario, asesor en comunicaciones.

germandanilo@hotmail.com

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