Columna


Carta abierta a Alberto Abello

MOISÉS ÁLVAREZ MARÍN

09 de marzo de 2011 12:00 AM

MOISÉS ÁLVAREZ MARÍN

09 de marzo de 2011 12:00 AM

Leí tu artículo en El Universal, en el que haciendo gala de lo que parece tu estilo, no te tomaste el trabajo de indagar qué pasó, ni has tenido la valentía de citar con nombre propio al que crees responsable de una supuesta exageración, “para consolidar un nuevo mito fundacional que requiere mayor número de muertos para que el relato histórico de ahora tenga más consistencia y sea creíble…;”
Lo que es peor, te valiste de ese pretexto para desfogar tu real y hasta ahora fingida opinión sobre el desarrollo del Museo Histórico.
Te invito a un sano y serio debate sobre ambos temas, de cara a todos los públicos. Por lo pronto, te anticipo unas cosas:
El especial del Bicentenario es un conjunto de textos periodísticos con el soporte de las fuentes, que es mi participación. Por eso se convino que la primera entrega general no llevaría citas. Las demás, como ya lo has visto en la segunda, sí las llevan.
Sobre las cifras que te han llamado la atención, enviaremos un artículo con todos los detalles, con el ruego de que sea publicado con el mismo despliegue de tus dudas.
Más allá de las cifras, parece que tu real intención es negar el cuadro de horror que vivió Cartagena y poblaciones cercanas: por citar sólo un episodio, pocos días antes de su entrada formal, los hombres de Morillo asesinaron a 400 vecinos de la Isla de Tierrabomba y quemaron la población de Turbaco.
Lo que dices del guión del Museo y la nueva figura administrativa, que calificas como “una corporación de alcances desconocidos”, indica que algo falla en tu memoria.
En tu recorrido por el Museo, debes haber leído lo siguiente en nuestra Sala de la Independencia: “En 1815 el pacificador español Pablo Morillo, al mando de un ejército numeroso de más de 10.000 hombres, sitió a la ciudad durante más de cinco meses seguidos, ocasionando la muerte de más de 6.000 personas, entre hombres, mujeres, niños y ancianos, blancos, negros, mulatos y zambos (…;) La lista de fusilados por el pacificador español Pablo Morillo es muy extensa. Los más conocidos son los llamados Mártires de Cartagena,  pero antes y después de ellos, Morillo hizo fusilar a cientos  de otros combatientes por la libertad. Fueron seres anónimos y, muchos de ellos, de origen humilde”.
Como Miembro de la Junta Directiva del IPCC, recibiste copia del Proyecto de Acuerdo para la creación de la Corporación, inspirada en modelos exitosos de otras ciudades, como Barranquilla. Aparte de ofrecernos tu ayuda para recuperar al Museo, nunca diste tu opinión. Como tampoco la diste durante su estudio en el Concejo. ¿Por qué, entonces, sales ahora con el cuento de los “alcances desconocidos”?
No tratamos de fundar, ni de refundar hitos ni mitos, sino de cumplir lo más decorosamente posible nuestro sencillo papel de servidores de la memoria, a pesar de todas las dificultades en una ciudad que ha perdido buena parte de ella.
De la relación que maliciosamente quieres hacer entre la supuesta exageración y el mito de los 3.000 muertos de las Bananeras, salido de la imaginación del querido Gabito, sólo existe el lejano nexo de nuestro origen común de Aracataca.
De las Bananeras, debes tener una opinión mucho más elaborada que la mía, pues fuiste el autor del guión de la Casa Museo del Nobel en Aracataca, del que conocemos la dura crítica que ha recibido de importantes sectores de la cultura nacional, de muchos vecinos inconformes y de algunos miembros de su familia.

 

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