Miércoles 2 de marzo de 2mil11,
A usted jUgAdOR dE fÚtBol. Hoy cuando tuve que ir al salón de mi hermanita para llevarle su termo con jugo de maracuyá, me encontré con que la profesora de español les hacía calmar la gritería con la cancioncita de la lechuza que hace shhh, que hace shhh, y que todos sus amigos hacen shhh. Se me vinieron todos los recuerdos de primerito de primaria, que usted sabe, son los de jugar a hacer naves espaciales con los pupitres, buscarle a la letra X su cosa, su animal, un color, su ciudad y su nombre en el stop de las palabras, o las operaciones matemáticas que en el tablero se reducían al acto de comprar manzanas si sumabas y comértelas si restabas como si los problemas aritméticos pudieran sembrarse desde el marcador de la seño y nosotros nos lo merendáramos a respuestas, casi que se le podían echar leche condensada (¿rico verdad?).
Pero que la lechuza haga shhh y que todos sus amigos hagan shhh no significa que yo también me voy a quedar callada: patear a una lechuza y sacarla del campo es un acto colonial, contra natura; ya era para dejar atrás los puntapiés del Boa contra la Malpapeada, las cabezas decapitadas de los gallos de pelea de José Arcadio Buendía, al pingüino encerrado en la casa del magistrado de Faguas, Roberto Jiménez, o a la gallina Sinforosa, de Magalena Mercado, aplastada por un neumático, sin embargo, siguen surgiendo policías ahorcando perros y olés gozosos en las plazas de toros cuando son apuñalados por las banderillas, y claro, en partidos de fútbol, aparecen jugadores como usted que confunden el balón con un ave.
Posiblemente todos tenemos algo de animal, pero no el concepto de animal entendido como lo irracional, sino que a veces nuestra naturaleza parece estar unida más allá de las diferencias mentales: he visto el fuego azul de las guacamayas en ojos de extranjeros, una laboriosidad de hormiga en las madres cabeza de familia, el hábito de roedor en algunos funcionarios públicos del país en busca de un queso de papel, el auxilio de mariamulata en los mototaxistas, las miradas coquetas en las miradas de gatos, la bisexualidad y la fidelidad del perro, la indiferencia paternal del oso, el amor del elefante, asimismo del mundo entero, algo tenemos, solo observa a las abuelas con cabellos de cascadas o los lunares que en algún tiempo fueron de anís, la témpera de selva en algunos ojos y los carbones lustrados en otros, yo por lo menos tengo un escalofrío de jaguares Zenú en las piernas, y ya, por culpa de nosotros, nos hemos perdido la oportunidad de tener algo de delfín rosado o de tigre de Bengala.
No crea usted JuGaDoR dE fÚtBoL que esta lechuza hace shhh y que todos sus amigos hacen shhh solo porque la mayoría de los periodistas tienen mucho de lechuza, ayer estuve hablando con la Karina y le preguntaba: ¿será que cuando los animales matan tienen algo de este humano?
ATT: CArMeNciTa.
*Estudiante de Derecho de la Universidad de Cartagena
arquerolivero@hotmail.com
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