Columna


Hace muchos años ya que me despierto con las páginas de El Universal y en el exterior las leo por internet...Es un medio que me deja acercarme a la realidad de mi Cartagena, más bien a las realidades, porque entre la crónica roja de la última página y la rosa de las Sociales, pasando por el Buzón, se percibe que esta es una ciudad de muchas ciudades diferentes, mas no extrañas. Aunque confieso que mi primera ojeada es a Sociales, siempre analizo las contradicciones que albergan las varias secciones del periódico.
Un ejemplo: el otro día la ciudad, o mejor dicho Bocagrande, amaneció horrorizada por los desmanes de unos cuantos pelagatos que con su mal comportamiento empañaron la imagen de un encuentro juvenil lleno de buenas intenciones de más de diez mil asistentes según sus organizadores (y algo más de 5.000 según las autoridades), que culminó con un concierto apoteósico del gran trovero cubano Pablo Milanés, en una Plaza de la Paz repleta, donde no hubo nada que lamentar.
Pero en las playas, en las discotecas, en el centro histórico, unos pocos desadaptados se comportaron como barras bravas o como asistentes a las fiestas electrónicas de cualquier ciudad del mundo, hasta las más, dizque, civilizadas, con desmanes clásicos de estas reuniones multitudinarias donde participa muchísima buena gente pero unos pocos hooligans buscapleitos borran el buen comportamiento de las mayorías, o si no, véase el episodio de los del Servicio Secreto gringo en la pasada y exitosa Cumbre de las Américas.
Pero creo que la presencia entre los organizadores de la controvertida ex senadora Piedad Córdoba contribuyó a demonizar la reunión y a magnificar los hechos.
El Buzón entonces se llenó de protestas justificadas; el Gobernador, muy compungido, acusó a los organizadores de una premeditada invasión de un coliseo deportivo y amenazó demandarlos si no pagaban 30 millones en daños. Una señora de la aristocracia, en una carta bien escrita, se quejó de la manifestación y se preguntó a quién le favorecían estos eventos e invitaba a los cartageneros a movilizarse, a no callar.
El mismo día en la Primera página, a 3 columnas, se leía “El Liceo de Bolívar, tradición, se está cayendo a pedazos”. Y sigue: “El techo del tercer piso…;podría caerle, en cualquier momento, a unos 300 estudiantes de esa institución educativa…;” ¡Plop!
¡El Liceo de Bolívar! Uno de los colegios de más tradición del Departamento, que alberga jóvenes de las clases medias y populares, ¿se cae a pedazos? ¿Es posible?
Y ¿dónde está la Secretaría de Educación, dónde están las promesas de nuestro Alcalde elegido por el pueblo y para el pueblo?
En una ciudad que se dio el lujo de gastar miles de millones en Cumbres y sorteos de la Fifa, ¿la Administración distrital se declara incapaz de gastarse míseros 55 millones para proteger la salud de nuestros hijos?
Ahora sí que me gustaría leer en el Buzón una carta de protesta por este hecho insólito de inoperancia y un llamado a las fuerzas vivas de la ciudad para que reunamos, nosotros, esta suma, que es lo mismo que nos gastamos para festejar los quince de Rosita.

basilesalvo@yahoo.com

*Rotaremos este espacio entre distintos columnistas para dar cabida a una mayor variedad de opiniones.

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