Columna


Cartagena: alto en el camino

ARACELI -CHICA- MORALES LÓPEZ

24 de octubre de 2012 12:00 AM

ARACELI -CHICA- MORALES LÓPEZ

24 de octubre de 2012 12:00 AM

Cuando los vendavales amenazan y las decisiones apremian, es cuando se necesita hacer un alto en el camino y con claridad poner en perspectiva lo que se tiene en juego.
Cartagena, heredera de un patrimonio histórico, material e inmaterial, como pocas ciudades en América y donde se llevaron a cabo batallas definitivas que en más de una ocasión amenazaron con su total destrucción; donde sus murallas, sus plazas, sus iglesias, sus monumentos y hasta sus calles tienen sabor de historia, de heroísmo, de mitos y de leyendas; donde ha ido creciendo la nueva ciudad, moderna y cosmopolita; Cartagena, turística, comercial, cultural e industrial, es esa ciudad que tiene su destino en juego.
El relevo en la administración de la ciudad, por razones conocidas y que lamentamos o el cambio en el manejo del patrimonio y los monumentos históricos, son algunos de los vendavales que amenazan a la ciudad, y frente a los cuales ha de tenerse claro qué se requiere y qué esperan sus habitantes.
Hay riquezas que proteger al buscar respuestas: el patrimonio histórico, artístico y cultural. Su carácter de ciudad abierta al turismo, al comercio y a eventos políticos, científicos, económicos y sociales. Su belleza natural que ha de preservarse mediante un adecuado manejo del medio ambiente y un control de las actividades que pueden perjudicarlo. La riqueza industrial y agropecuaria, fuente de prosperidad para la región y el país.
Manejar adecuadamente estos frentes requiere la magia del equilibrista, protegiendo la historia pero dando la bienvenida a la modernidad; cuidando la naturaleza pero permitiendo el desarrollo económico; respetando su idiosincrasia al tiempo que se abre a las manifestaciones artísticas y culturales del mundo y prioritariamente dando respuestas a desafíos recurrentes para el desarrollo de su principal tesoro: sus habitantes, descendientes de quienes hicieron de la ciudad “la heroica” y que hoy merecen la oportunidad de combatir sin tregua la pobreza, hasta que sea erradicada por completo.
Para lograrlo se requiere  ejercer el liderazgo como una verdadera vocación de servicio y de demostrar que la grandeza en los corazones de quienes han de tomar las decisiones supera los cálculos mezquinos, las pasiones ideológicas y los orgullos personales.
Cartagena tiene entre sus hijos la capacidad de gestión y ejecución necesarias. Sus habitantes saben enfrentar los retos y responden laboriosamente a las oportunidades. La ciudad posee potenciales para crecer aún más como centro turístico y empresarial y por sus condiciones especiales está llamada a convertirse en faro de las actividades culturales del continente.
Las condiciones están dadas, el anuncio de peligro puede transformarse en viento de empuje, hacemos un alto en el camino y con estas reflexiones dejamos que quienes tienen la experiencia, el poder y la capacidad para producir los cambios los hagan motivados por la búsqueda sincera del bienestar común, cada uno desde su propio escenario, sin triviales egoísmos ni desmedidas ambiciones.
Al final sabemos que el bien de todos es también nuestro propio bien y que en una ciudad tan bien dotada por la naturaleza sólo hace falta la buena voluntad para convertirla en la Cartagena “heroica” por su compromiso, por su equidad, por su solidaridad, por su cultura y por la capacidad de unirnos todos para remar en un mismo sentido.

*Ex ministra de Cultura

galeriachicamorales@yahoo.es

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