Columna


Cartagena bilingüe, ¿cómo vamos?

AP

12 de julio de 2012 12:00 AM

CRISTO GARCÍA TAPIA

12 de julio de 2012 12:00 AM

Más allá del TLC, pero más acá y para ya, está la puesta en marcha del programa de un segundo idioma como política pública educativa en Cartagena de Indias.
Por su específica característica espacial, geográfica, económica y cultural, Cartagena de Indias clasifica, y así la registran las agencias encargadas de tal clasificación, como Destino Turístico Internacional, condición que hace de esta ciudad del Caribe el más interesante mercado para ese potencial renglón de la economía colombiana en trance de explotación.
No obstante los riesgos que consigo arrastran los desarrollos turísticos cuando alcanzan la magnitud y valoración de los que perfilan a Cartagena como Destino Turístico Internacional, entre los cuales son de señalar los de naturaleza social y ambiental, sobrexplotación de la zona costera, la segregación urbana, la especulación con la tierra, la prostitución, especialmente infantil y juvenil, el expendio y consumo de drogas, no es menos cierto y objetivo que el turismo le genera dividendos y trae a Cartagena promisorios beneficios.
Derivados unos y otros de su condición de ciudad patrimonio histórico y cultural de la humanidad, de su anclaje arquitectónico particular, de su dinámica inmobiliaria para la oferta hotelera y de ocio y de la seguridad y comodidad que ofrece a los turistas; en fin, de toda una serie de eventos que harían factible la conformación de una cadena productiva que daría en mejorar las condiciones de vida de los cartageneros en su conjunto y no solo la de los sectores y grupos sociales y económicos específicos que hoy reciben los beneficios y dividendos de la industria turística.
De cuanto se trata y propendemos es porque la base de la pirámide de los beneficios que genera el sector turístico en su conjunto cada vez se haga más amplia y abarque al mayor número de nativos cartageneros.
De ninguna manera pretendemos que quienes corren el albur de grandes y medianas inversiones en el sector se vean privados de las justas y legítimas retribuciones que su inversión debe producirles, pero de igual manera motivarlos a ser parte activa y dinámica de la utilidad social que la misma debe irrigar, a la vez que promover de manera constante la calidad del insumo que demandan sus inversiones en tan significativo sector de la economía local.
De ahí la pertinencia, y en procura de apuntarle al beneficio colectivo de los cartageneros, de la cualificación de la industria y de su crecimiento y consolidación; de encadenar cuanto antes todos los intereses que en el turismo confluyen y producir una legislación en el Distrito Turístico y Cultural de Cartagena, DT y C, que institucionalice y haga obligatoria la enseñanza de una segunda lengua, bilingüismo, en las escuelas y colegios de esa jurisdicción desde los primeros niveles de aprendizaje.
Sería esa una forma efectiva de hacer realidad la promoción de Cartagena como Destino Turístico Internacional y uno de los destinos más apetecidos por el turismo mundial de clase, ese que consume, paga, pero exige calidad integral.
Empezando porque le hablen, muestren y sirvan en su lengua, por lo general el inglés.

*Poeta

elversionista@yahoo.es
@CristoGarciaTap

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