Columna


Celos demoniacos

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

18 de diciembre de 2011 12:00 AM

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

18 de diciembre de 2011 12:00 AM

El 25 de noviembre El Tiempo publicó varios casos de mujeres a quienes sus ex parejas, por celos, les quemaron la cara con ácido sulfúrico. Uno de los mas patéticos es el de una mujer a quien su ex novio, después que ella terminó con él, le dijo sentenciosamente “Si no eres para mí no eres para nadie, voy a joderte”, y cumplió su amenaza. Le pagó a un gamín para que le lanzara ácido sulfúrico y así, desfigurarle la cara. La agredida, ya con varias cirugías plásticas, padece una depresión grave recluida en su casa y teme verse en los espejos. A la fecha van en Bogotá más de 20 casos parecidos. Su común denominador han sido los celos, que como un demonio han poseído a estos delincuentes pasionales en cuya alma enferma está la divisa patológica que predica “si no eres para mí no serás para nadie”. Como no quieren matar a la víctima, cometen la perfidia de despojarla de su belleza.
La palabra celos viene del griego Zelos, que significa procurar con ardor, envidiar, interés, suspicacia (Corripio Fernando. Diccionario Etimológico  Pág. 92). Celosía viene de celos y significa un enrejado de madera o hierro por el cual se puede ver a otros sin ser vistos. Los celos tienen inmersos los elementos de vigilancia, control y desconfianza, la antesala de los actos violentos. Los celos son un demonio, ya que son una forma de amor que busca la tenencia física y espiritual del ser “querido”, por lo que se convierte en un suplicio para quien lo padece y para su pareja.  Los celos han sido frecuentes en la literatura. En Otelo, Yago dice: “Señor, cuidado con los celos, el monstruo verde que se burla del alma  en que se ceba” (Shakespeare. Tragedias. Ed Jackson. Pág. 300). En la obra “Por el camino de Swann”, de Proust, se relatan los celos en forma magistral a través del amor de Swann por Odette y la profunda celotipia que lo lleva a espiarla (Óp. citada. Editorial La Oveja Negra. Pág. 288). León Tolstoi, en su obra Sonata a Kreutzer, analiza de manera magistral los celos y también la pasión que desencadenan las relaciones carnales.  
En fin, la víctima de este demonio sufre mucho, ya que a la vez que se siente excluido del mapa afectivo de su pareja, sabe que su pasión enfermiza lesiona al ser amado. El tango “Tomo y  obligo” describe el dolor que siente un celoso: “Hoy al verla envilecida y a otros brazos entregada / Fue pa´ mí una puñalada / Y de celos me cegué”.
Los celos enfermizos son una causa importante de agresiones y asesinatos. Cuando el celoso va de la suspicacia permanente a la celotipia, que es un trastorno delirante, se convierte en un peligro para su pareja. Lo más grave de la desfiguración facial con ácido, como mecanismo de agresión hacia las mujeres (¿unos episodios de machismo emponzoñado?), es que está siendo imitado, con las resultas de que ha agravado aún más la ocurrencia de episodios de violencia contra la mujer, otro lunar lamentable en el horror cotidiano de Colombia.

*Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena.

menrodster@gmail.com

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