Columna


Ciudad con perspectiva

JORGE ENRIQUE RUMIÉ

28 de enero de 2011 12:00 AM

JORGE RUMIÉ

28 de enero de 2011 12:00 AM

¿Qué pasaría, estimado lector, si algún comerciante intentara colocar, digamos, una tienda de ropa interior en la “Quinta Avenida” de New York, en plena vía por donde transitan los carros y buses? O para no ir tan lejos, ¿qué pasaría si el mismo comerciante quiere hacerlo en la “Caracas” de Bogotá, o en la “Autopista” que atraviesa Medellín? ¿Qué dirían los ciudadanos? ¿Cuál sería la reacción?
Y me preguntaba por lo anterior, porque no veo diferencia alguna entre un loco que quiera escalar desnudo el Everest, en las cumbres gélidas del Himalaya, contra permitir que invadan la vía principal de cualquier municipio por donde transita su transporte público y privado. Sería como intentar jugar al futbol con una bola de piedra y hacer los goles de cabeza. No hay diferencia: la locura y la pérdida de perspectiva sería total.
Y me preguntaba por lo anterior, igualmente, porque la verdad aún no entiendo cómo fue posible que en nuestra querida Cartagena – con la indolencia, omisión o simplemente falta de autoridad, de algunos alcaldes anteriores – se permitió que 200 vendedores ambulantes y sus respectivos kioscos, ocuparan el famoso carril del “sólo bus” en la “Pedro de Heredia”, y la mitad de la avenida “el Lago”, en el mismo sector de Bazurto.
¡Por Dios! Tengamos perspectiva, que no estamos hablando de una acera cualquiera o de algunas callecitas perdidas en los confines del “Corralito de Piedra”. Por el contrario, estamos hablando casualmente de dos de las vías más transitadas de la ciudad. Cartagena entera circula por ahí diariamente, y miles de ciudadanos debemos padecer los trancones monumentales en el punto exacto donde la ciudad se angosta como la cintura de una reina popular.
Podemos tener el derecho supremo de buscar nuestro sustento, eso es claro, pero no a cambio del despelote y el sacrificio del 99,9% restante de la población. La idea es tener perspectiva ciudadana, de lo contrario jamás resolveremos nuestros problemas más apremiantes. Como bien dijo Iliana Restrepo en una columna reciente en El Universal: “…;tenemos que construir una ciudad que toda brinde servicios de 5 estrellas. Como consecuencia lógica, se ofrecerán las mismas estrellas a sus visitantes”. Y tiene razón, no podemos avanzar con dos ciudades remando en direcciones contrarias: es decir, por un lado, el sector privado, con su ímpetu actual, construyendo refinerías de $4.000 millones de dólares, puertos monumentales, centros logísticos e industriales en cada esquina, hoteles 5 estrellas, rascacielos, centros comerciales, entre otros. Y por el otro, un sector público desbordado por los problemas acumulados (heredados) en nuestra larga fila de gobernantes mediocres, como el caso patético de Bazurto.
Nuestra realidad actual es que una “Maríamulata” no hace verano, y se requieren varios alcaldes decentes (ojala trabajando verdaderamente en equipo con el sector privado) para enderezar un barco que venía más escoriado que la Torre de Pisa.
En todo caso, mi interés inmediato es venderles la idea de que cada vez que pasemos por el “sólo bus” en Bazurto, y cuando estemos botando chispas por el despelote reinante en dicho punto, nos acordemos del ejercicio simple de elegir buenos gobernantes. Porque nos cuesta bastante.

*M.A. Economía, Empresario

jorgerumie@gmail.com

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