Despertarse viendo a Jota Mario en la tele, soportar a diario enfrentamientos de uribistas y anti-uribistas; escuchar a Pachito Santos; enterarse que a Silvestre Dangond le gusta, le gusta, le gusta, agarrarle los genitales a menores de edad, institucionalizar la agarrada de testículos como algo “cultural en la costa”; son situaciones que a uno le toca padecer en la República de Colombia y que sin lugar a dudas producen un traumatismo en nosotros los colombianos.Resulta que, según el estudio realizado por el Centro de investigación de New Economics Foundation (NEF), en el 2010 Colombia fue el segundo país más feliz del mundo.
Es de admirar eso de que seamos tan felices, cuando habitamos un país donde las balas no tienen rumbo y los chalecos antibalas no se consiguen con facilidad. Podríamos pensar que los traumas que nos han creado nuestros personajes políticos, periodistas, artistas, terroristas, mafiosos, han afectado nuestra “torre de control” y aparentamos ser felices, cuando en realidad lo que muestran nuestros rostros no es felicidad; sino una sonrisa nerviosa.
En Colombia, si usted se siente muy estresado porque el salario mínimo no le alcanza para llevar a sus hijos a cine y se diviertan con la película que ellos tanto quieren ver; bien puede encender su televisor y ser feliz en familia viendo el noticiero que siempre nos tiene informes refrescantes de parapolítica o algún testimonio de familiares de secuestrados por la guerrilla.
Para fortuna nuestra, seguiremos viviendo muchas otras situaciones que nos mantendrán posicionados como uno de los países más felices del planeta, por ejemplo, seguir teniendo virreinas universales de la belleza; que nuestra selección de fútbol de mayores siga dejando de clasificar a los mundiales de fútbol; otra encuerada de Yidis Medina (pero ahora en playboy); romper el récord Guinness del tamal más grande del mundo; que Uribe sea el nuevo mejor amigo de Chávez; que muchos jóvenes como yo podamos tener una columna propia, que expidan el billete de cien mil pesos con la imagen de Piedad Córdoba, o mejor aún, con el rostro de Ingrid Betancourt. Así iremos escalando y en la próxima encuesta seremos el primer país más feliz del mundo, después seguramente nos seguirá Cuba que en la encuesta que les mencioné se encuentra en el sexto lugar.
Los resultados del estudio, no especificaron nunca, las condiciones en las que se encontraban las personas a las que se les aplicaron las encuestas, pero está como para alquilar balcón y luego lanzarse al vacío de la felicidad.
*Abogada Universidad de Cartagena
rebedeleon@hotmail.com
*Rotaremos este espacio entre distintos columnistas para dar cabida a una mayor variedad de opiniones.
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