Columna


¿Cómo aplicar el Plan de Desarrollo?

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

20 de mayo de 2012 12:00 AM

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

20 de mayo de 2012 12:00 AM

Un grupo de jóvenes de la ciudad me detuvo en el parque de Bolívar para que respondiera la encuesta: “tu consejo para el Concejo”. Al ver los debates que se vienen dando con los diferentes sectores en la corporación, me parece prudente fomentar el buen espíritu en la construcción deliberativa de lo que ha de ser nuestro camino de ciudad en los próximos cuatro años. Pero en ese esfuerzo por mantener la esperanza tampoco puede uno descuidar el realismo. Al día siguiente de la encuesta, en el parque Fernández de Madrid, me encontré con la “mordedura profética” del profesor Valdelamar quien me dijo: “Rafa…;si Cristo no viene…;entonces habrá que traerlo, porque, es muy probable que cuando llegue no encontrará a quien salvar…;sólo encontrará los animales de los desiertos: alacranes, ciempiés y culebras ciegas”. 
Dos testimonios de ciudad. El primero de quienes empiezan a abrirse a ella con las ilusiones propias de un mejor mañana para todos y el segundo de quien ha educado la ciudad, tiene conocimiento de sus hombres y mujeres y sabe de qué somos capaces. Una pregunta viene bien para todos: ¿Cuál es el proceso para que Cartagena, con cada uno de sus rincones, haga un esfuerzo de conocimiento y asimilación de su hoja de ruta y cómo los contenidos de esa hoja los vamos a traducir en actitudes, comportamientos, programas, acciones  e instituciones que lo hagan realidad? Propongo algunos caminos.
El primero es acogerlo y valorarlo. Antes de leerlo conviene una actitud adecuada para recibirlo, lo cual nos exige tener claro que no es la solución a todos los problemas de la ciudad ni el recetario que nos da las cosas hechas. Pero sí es un acto importante del señor alcalde, del Concejo y de todos los sectores que participamos en construirlo. Es ejercicio de corresponsabilidad. Es pacto social y político de ciudad. Es acuerdo territorial. Es camino para hacer vida lo acordado e instrumento para mejorar la ciudad dejando de lado las improvisaciones y asumiendo el camino de la planeación metódica y controlada.
El segundo camino es leerlo y estudiarlo. Ello demanda una difusión masiva desde la web del Distrito, pero una metodología para conocerlo y profundizarlo. Lo ideal es que el cartagenero más humilde tenga acceso a él y esté reflejado en él.
El tercer camino es convertirlo en militancia territorial. Quien no sabe para dónde va cualquier bus le sirve, solemos decir. Militancia territorial es lealtad al lugar donde se nace. Es trabajar hasta que Cartagena sea el lugar más decente y bonito en Colombia, porque no podemos aspirar a menos. Como militantes territoriales somos fieles a las grandes opciones. La militancia territorial impide torcer los senderos; nos permite ir de la apatía a la esperanza y a un horizonte de muchos colores; y de la supervivencia a la vida plena que todos nos merecemos por ser personas.
Finalmente creo que es importante que el plan de desarrollo nos haga contemplativos del desafío social que vive Cartagena. Hay que untarse del perfume del pueblo para que nos puedan creer que verdaderamente este plan busca rescatar humanidad. Ese día el desarrollo dejará de ser vocablo para ser vocabulario.

*Director del Programa de Desarrollo y Paz del Canal del Dique.

ramaca41@hotmail.com

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