Los dos últimos meses que pasé en Bogotá acompañando a Gustavo Petro, me permitieron tener una perspectiva clara de la cosa política nacional. Y la de Cartagena, en particular.
La elección de los contralores es esencial para evitar que los carteles de la corrupción se reproduzcan como verdolagas. Son los que cuidan el queso, el tuyo y el mío. ¿Podemos dejar que los ratones cuiden nuestro queso?
Ya el Tribunal Superior hizo las entrevistas para escoger dos de los ternados. El lobby concluyó. Los nombres deben salir muy pronto.
Como en todo proceso de elección, muchos candidatos tienen sus padrinos, y éstos hicieron el lobby correspondiente. Esto es normal y permitido por la ley. O por lo menos, no lo prohíbe.
Pero tengo información de primera mano de que en la contienda participan tras bambalinas pesos pesados de la política, como sucedió en la elección pasada de contralores del Distrito y de Bolívar, Hernando Sierra Porto y Fabián Ochoa, respectivamente.
Todos los caminos conducen al senador de la silla vacía Javier Cáceres Leal, procesado en la Corte Suprema de Justicia por concierto para delinquir agravado. ¿Le estará acompañando el representante William García Tirado? Hace 4 años hizo el lobby personal con magistrados para que sus amigos estuviesen en las ternas, y luego consiguió los votos necesarios en el Concejo y en la Asamblea. Yo lo vi alegre y victorioso en el Concejo de Cartagena. Obtuvo contraloría y personería. Y de ñapa, le nombraron procuradurías provinciales en donde él quería.
Me dirán ¿cómo un reo puede tener el don de la ubicuidad? Y como en realidad no lo tiene, me preguntarán, ¿quiénes les están haciendo la vuelta para que un amigo suyo cuide el queso?
Aparte de sus aliados naturales, es decir, de su cuerda política, existe un aliado tácito pero es un peso pesado. Nada más y nada menos que un prestigioso miembro de la Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia que participó de la francachela en el matrimonio de la hija del senador. Es su amigo. Y para más señas, es del Caribe. Mejor dicho, es cartagenero. O sea, es Pacho Javier Ricaurte. En pocos días, ha llegado varias veces a Cartagena. Se le ha visto en reuniones con algunos magistrados del Tribunal Superior de Cartagena (tengo la lista que por prudencia no publico), y todo indica que hizo lobby para las ternas de contralores, como Rafael Lafont –Magistrado del Consejo de Estado- lo hizo ante el Tribunal Administrativo.
Campo -mi amigo y colega, que no he tenido la oportunidad de felicitar personalmente como alcalde electo, ¿permitirá que su ilustre aliado se alce con la Contraloría? ¿Se declararán impedidos los magistrados que se reunieron con algunos de sus homólogos del nivel central? ¿Qué dice la Procuraduría sobre un posible tráfico de influencia?
¿El todopoderoso senador logrará elegir contralores y personería como hace 4 años? Estemos alerta para no quedarnos con esta pregunta tonta: “¿quién se comió mi queso?”
*Periodista, director del informativo Vox Populi
editormoreno@hotmail.com
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