Columna


Conversaciones en Mahates

JORGE ENRIQUE RUMIÉ

27 de julio de 2012 12:00 AM

JORGE RUMIÉ

27 de julio de 2012 12:00 AM

Nunca sentí tanto calor como aquel día en las calles de Mahates. Era medio día, y la temperatura era tan sofocante, que los pensamientos se me achicharraban en la cabeza. No exagero. Me sentía como una caldera de dos patas, que, de tener ganas de orinar, tenlo por seguro que vapor sería lo único sensato que saldría de mi cuerpo.
Pero bueno, el cuento es otro. Resulta que pasaba por Mahates, cuando tuve que buscar un taller para una revisión imprevista de mi vehículo. Mientras el mecánico hacia su trabajo, noté que estaba al lado del hospital siquiátrico del referido municipio. Su nombre: “Centro Mental de Reposo de Nuestra Señora de las Neuronas”.
Como era tiempo lo que me sobraba, entable conversación con un señor que estaba encaramado en un árbol en el patio de dicha institución. Por la mirada del personaje, la que describiría entre rara y revuelta, me preparé para cualquier comentario entreverado. Porque aclaro, como buen hijo de siquiatra que soy, algo aprendí de los menesteres recónditos y enigmáticos del cerebro humano.
No había terminado de levantar mi mano para llamar su atención, cuando con soltura y locuacidad, el personaje me dijo: “Pobre Santos, por un lado tiene a Uribe que quiere bajarlo del árbol y por dentro tiene a Vargas Lleras esperando que se resbale. Aunque aclaro, las mermeladas de fruta están zocatas y ayer me visitó Napoleón, pero para cobrarme.”
Viendo que mezcló tres cosas al mismo tiempo, trate de mantenerlo en la línea política, y respondió: “¡Aaaah plátano verde, así no se mata un hombre. Ayúdame!” Para luego comentar: “Toca ver cuánto hay de patriotismo y cuánto hay de montaje del uribismo por invocar a la constituyente. Para mí la estrategia era clara: presentar una película de terror y crear la necesidad de su llamado nuevamente. Por ello te digo, ¿había necesidad de jugar con tanta candela? ¿En qué puede terminar una constituyente suelta como buscapiés en botella de leche? Pero tranquilo, amigo, que la gente empuja y rempuja y no se han dado cuenta que los gringos y europeos están en crisis económica porque ellos eran los hippies de ayer que hoy están manejando el mundo. Y al final, ni es lo uno, ni es lo otro, pero sí es todo lo contrario”.
En aquel momento el mecánico me hace una seña con la mano como para indicarme que al susodicho le falta un tornillo. Le muestro mi pulgar en alto para indicarle el afirmativo, y me digo: “Carajo, que mecánico tan brillante me he conseguido. Descubrió que el agua moja. Hoy de Mahates no salgo”.
En plena pausa, mi amigo salta del árbol y cae como las papayas de Arjona: ¡Plaaaac! Preocupado, le pregunto al señor: “Jefe, ¿qué te pasó?” El hombre, sacudiéndose el dolor, me contesta: “Tranquilo, mister, ¿o usted quién cree que entrenó a Rambo?” Y prosiguió su idea: “Uribe I fue lo mejor que le pudo pasar a Colombia, pero desgraciadamente el país nunca dimensionó el riesgo institucional y democrático de la reelección inmediata. Nunca estuve de acuerdo con Uribe II, menos con Uribe III, y ahora todo este lío porque Santos I ya está pensando en Santos II. Y fíjate, nadie me escuchó. Quizás porque la nación nunca entendió que yo estoy aquí por loco, y no por bruto”.

*Empresario

jorgerumie@gmail.com

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