Cada año, el lunes antes de que comience el festival, nos entregan unas credenciales a los estudiantes porque supuestamente para nosotros está dirigido el 20% de los cupos. Este año la cita fue el 23 de enero. Ese día, a las 8:45 de la mañana, cuando al fin se abrieron las puertas del Teatro Adolfo Mejía, uno de los trabajadores de la empresa Gema Tours salió con una lista de 21 eventos agotados. La mayoría desesperados refutamos la postura de los organizadores del festival pues creíamos que el 20% de cupos era por evento. Yo, que era la segunda de la fila y que había llegado a las 5:25 de la mañana, me molesté muchísimo e indignada, me le acerqué a la gerente de Gema Tours, Diana Gedeón Juan, quien muy amablemente me explicó que no había cupo en 21 eventos, pero que nos habían ampliado el cupo en otras charlas y eventos. “No pues, tan querida la flaca”, pensé.
Cuando llegué a mi casa y entré a la página del festival, me di cuenta que había sido muy tonta, pues realmente ahí decía que se ofrece el 20% de las boletas gratuitamente a estudiantes acreditados, pero nunca mencionaron que era por evento. Lo que sí despertó muchísimo mi curiosidad fue leer la parte que hacía alusión a ‘boletas gratuitas’, porque realmente tener una escarapela de cinta anaranjada y que diga estudiante no es tener boletas gratuitas.
Después de eso, otras cosas pasaron, descubrí por ejemplo que las boletas de eventos que estaban ‘agotados’, se vendían en la taquilla del teatro y no me asombra. Estos abusos no son nuevos. Durante varios años, los estudiantes hemos tenido que entrar de últimos a los eventos y cuando son en el Teatro Adolfo Mejía, sentarnos en el cuarto piso donde ni siquiera hay palcos.
El último evento del Hay Festival era un homenaje a Lucho Bermúdez y para ese evento sí había cupo. Cuando llegué vi que sólo había dos filas, la de gente con boletas (que estaba larguísima) y la de invitados (quienes absurdamente siempre entran primero que todo el mundo), así que me ubiqué en la fila de boletas. Cuando iba a entrar, me detuvo un organizador para decirme: “En este evento no hay entrada para estudiantes”. Y yo creo que hasta ahí llegó mi sumisión. Discutí por un minuto con los trabajadores y me retiré de la fila.
Finalmente me abrieron y pude ver el homenaje. Sin embargo, no logro estar tranquila, no dejo de pensar en la iniquidad de un festival como este que se jacta de ser muy social, educativo y participativo. ¡Qué engaño!
Yo guardo la esperanza de que el festival cambie para bien y que se escuchen las voces de nosotros los estudiantes que asistimos cada año al festival y no precisamente por la farándula ni la moda. No obstante me queda una duda, ¿será que les da miedo que los jóvenes nos formemos?
El Hay Festival es una prueba más de los países tercermundistas que aún viven de elitismo y apariencias, consumidos por un capitalismo atroz que nos relega y destruye a los que sí queremos construir sociedad.
*Estudiante de Comunicación Social
claudiamarcela.correa@hotmail.com
*Rotaremos este espacio entre distintos columnistas para dar cabida a una mayor variedad de opiniones.
NOTICIAS RECOMENDADAS
Comentarios ()