Columna


Crónicas portuarias 1990-2010

RODOLFO DE LA VEGA

19 de diciembre de 2010 12:00 AM

RODOLFO DE LA VEGA

19 de diciembre de 2010 12:00 AM

El viernes 17 de diciembre, en las instalaciones de la Sociedad Portuaria Regional de Cartagena, se llevó a cabo el lanzamiento de un libro titulado “Crónicas Portuarias 1990-2010”. Se compone de ochenta artículos míos aparecidos en El Universal, La Libertad, Meridiano de Córdoba, Meridiano de Sucre, Revista de la Cámara de Comercio de Cartagena, Revista de Colpuertos, Revista Correcaminos y La República.
Es la recopilación seleccionada de artículos de prensa dedicados a la actividad portuaria.
Quiero hacer énfasis en algunos temas que, a mi modo de ver, constituyen factores determinantes para la buena marcha del puerto, lo que necesariamente se traduce en la buena marcha de la ciudad de Cartagena. Ya en 1990 en la revista de Colpuertos me ocupé de la necesidad de dotar a la ciudad-puerto de un canal de acceso que permita el tránsito de naves con un calado muy superior al que entonces (1990) estábamos limitados.
Teniendo en cuenta que las excavaciones por el paso de Bocachica no pueden exceder de lo que hoy se ha logrado, por la presencia de los monumentos históricos San Fernando y San José, yo propuse en mi artículo “El Canal del Varadero”, que la entrada de la bahía, sobre todo para buques de gran tamaño, se hiciera por el canal que lleva ese nombre, un poco al sur de la actual entrada. Lo propuesto en dicho artículo no era en modo alguno un capricho mío; estudios juiciosos adelantados por el Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas (C.I.O.H.), de la Armada Nacional, así lo recomiendan. Hoy, con miras a la llegada de grandes portacontenedores y de lujosos buques de turismo, debemos insistir en ese proyecto.
A través del libro, en varios artículos de prensa sigo ocupándome de los progresos y transitorios fracasos de la adecuación del canal de acceso tradicional. En varias publicaciones me ocupo del tráfico de los cruceros de turismo. Desde sus inicios la Sociedad Portuaria Regional de Cartagena puso todo su empeño en atraer hacia Cartagena los cruceros de turismo, cuyos pasajeros irrigan divisas que quedan esparcidas en diversos sectores de la ciudad. Esta labor ha sido ardua; la SPRC, las autoridades civiles y militares, las propias líneas de cruceros se tomaron todo el interés en suavizar el “Travel Warning” por medio del cual el gobierno de los Estados Unidos alerta a sus ciudadanos. Actualmente estamos ante la mejor temporada de cruceros que ha tenido Cartagena en toda su historia.
Para dar un toque de gracia a la publicación incluí algunos cuentos y anécdotas del puerto como “Tiren el cabo al agua”, “Los cascos de las grandes ligas”, “la leyenda del mero”, “Arroz con hierro”, “El tractor humano”, y otros.
Debo agradecer a los directivos de la SPRC por esta oportunidad que me brindan, muy especialmente al Capitán Alfonso Salas y a Don Aníbal Ochoa.
Mi gratitud para con Juan Gossaín crece y crece. Ya en ocasión anterior cuando publiqué “20 cuentos de Cartagena y el Caribe” hizo a mi modesta obra unos comentarios elogiosos, y llegó a equiparar mi prosa con la de autores del siglo de oro español. Pero a mí lo que más me agradó fue la comparación del libro con un helado de mandarina, que uno va degustando y no quiere que se acabe.

*Asesor Portuario


 

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