Columna


Cuaresma fecunda

JUDITH ARAÚJO DE PANIZA

19 de febrero de 2012 12:00 AM

JUDITH ARAÚJO DE PANIZA

19 de febrero de 2012 12:00 AM

El Papa Benedicto XVI, inspirado en las palabras de San Pablo,  nos invita en esta Cuaresma a que nos "Fijemos los unos en los otros, para estímulo de la caridad y las buenas obras"*. El 22 de febrero es miércoles de ceniza y es una nueva oportunidad para aprovechar este tiempo para la renovación de nuestra vida cristiana.
Leamos y meditemos las palabras del Papa**, para que vivamos con más intensidad la solidaridad, la búsqueda del bien de todos, promoviendo la vida, la fraternidad y la comunión. Para que nos conmovamos ante las necesidades de los otros, en los aspectos físicos, morales y espirituales, apoyándonos mutuamente y haciendo  corrección fraterna, con empatía y comprensión, no con espíritu de condena o recriminación, sino con amor, buscando la salvación de todos.
Dios nos mostró a través de su Hijo Jesucristo, su gran misericordia y amor. Fortalezcamos el espíritu cristiano comprometiéndonos a llevar esa gran verdad a la vida concreta de los demás. Que frente a los problemas de los otros, no nos desentendamos, ni pasemos de largo, sino que estemos atentos a contribuir,  para entre todos, encontrar soluciones más creativas.
Unidos en comunión con Jesús, todos los bienes podríamos aprovecharlos para beneficiar la vida de los demás, desprendiéndonos del egoísmo, buscando la santidad y dándole más sentido a nuestra vida, amando y entregándonos en servicio mutuo, primero entre los más cercanos, -en la convivencia familiar, trabajo o amistad-, y luego también proyectándonos positivamente en la sociedad.
Todos ganamos si hacemos el mejor esfuerzo por construir una sociedad donde haya más justicia y paz, gracias a que actuemos más atentos a las necesidades unos de otros y nos pongamos al servicio del bien con todos nuestros talentos y dones.
Para que nuestra cuaresma sea fecunda, nuestra Iglesia inspirada en las Sagradas Escrituras, nos invita a reforzar la oración, la limosna y el ayuno  y a que participemos de los eventos litúrgicos y de oración comunitarios con la mirada puesta en la comunión con Dios. Todo esto nos refuerza interiormente la fe, la esperanza y la caridad, lo que nos impulsa a unas relaciones más fraternas con los demás.
El espíritu de la Cuaresma eleva el deseo de purificación de nuestra vida, de conversión de cara a Dios, a través del sacramento de la reconciliación.  “Un corazón contrito y humillado no lo rechaza Dios”. Todos lo necesitamos. “Incluso el justo cae siete veces”*. Todos necesitamos purificar nuestras conciencias, para aprovechar el camino nuevo que nos abrió la sangre de Cristo para disponernos a recibir al Espíritu Santo para que  escriba sus leyes en nuestro corazón y  lo vaya transformando, con la esperanza que iremos construyendo un mundo en el que reine la justicia, la paz, el amor y la felicidad.
El evangelio* de hoy muestra como los amigos del paralítico hacen todos los esfuerzos, por llevarlo frente a Jesús, para que le perdone los pecados y lo sane. Como la casa estaba repleta de gente, lo suspenden por el techo. Así debemos actuar nosotros, apoyarnos  unos a otros a solucionar los problemas tanto físicos como espirituales,  para que esta cuaresma sea más fecunda en frutos positivos para que resucitemos con Cristo, tanto a nivel personal, familiar y comunitario.

*Hb 10, 24; Pr 24-16; Mc 2, 1-12
**http://corazones.org/santos/benedicto16/mensajes/2012/cuaresma.html

*Economista, orientadora familiar y coach personal y empresarial.

judithdepaniza@yahoo.com

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