Columna


Cuenta de cobro

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

12 de febrero de 2012 12:00 AM

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

12 de febrero de 2012 12:00 AM

Uribe, campeón en cubrirse las espaldas de todo lo que ordenaba o hacía, puso a Juan Manuel Santos, su ministro de Defensa, a que asumiera solito la responsabilidad por el ataque al campamento de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano. Y Santos, con buen cálculo, la asumió. El país le creyó, lo aplaudió y finalmente lo llevó a donde está.
Pero Rafael Correa, el presidente del Ecuador, también le creyó y, pese a que han normalizado las relaciones quebrantadas por el bombardeo, encontró en la reciente asamblea del Alba la oportunidad de cobrarle la deuda pendiente exigiendo que se invitara a Cuba a la cumbre de Cartagena o ésta quedaba mocha sin la asistencia de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.
Hasta ahí el hecho escueto que pinta la manera como se devuelven, en el pugilismo internacional, los ganchos de derecha de un ministro con directos de izquierda de un presidente que no resultó tan maco como el vivo de acá lo creyó.
Es probable que Chávez y Raúl Castro, por las peticiones de Santos y la canciller, reculen. Chávez por nuevo mejor amigo y Castro por haber dicho antes que a Cuba la OEA le importa una higa, y le eviten al presidente anfitrión, convenciendo a Correa de que recoja el torpedo que disparó, la pena de ver frustrado su vitrinazo sin ellos o sin los Estados Unidos en un evento tan importante.
Más allá de la cumbre, Correa, Chávez, Evo y Raúl Castro, que son más radicales que las damas de Argentina y Brasil, quieren hacerle saber a Hispanoamérica que con ellos la geopolítica de la región no será un modelo de obediencia a la batuta diplomática de los Estados Unidos, y que sin ellos la búsqueda de objetivos comunes, como la paz y el desarrollo continentales, se tornará difícil.
Lo anterior no es una suposición. Es una realidad que no pueden ignorar los países con cierto nivel de crecimiento, porque a la mayoría de los otros –incluida Cuba– los alinean Ecuador y Venezuela con los precios cómodos de su petróleo, las facilidades para pagarlo, los plazos y las cantidades requeridas, a la hora de necesitarlos en una decisión crucial. Quiera la Divina Magia del Mercado que el día que pasemos del millón diario de barriles producidosmejore nuestra posición estratégica.
Quienes se preguntan para qué sirven los subgrupos creados por los socialistas del siglo XXI vieron ya una respuesta concreta: para presionar una intención política o encontrar en las relaciones exteriores un fortalecimiento interno en determinadas circunstancias. Correa y Chávez están próximos a ser reelegidos o derrotados, razón más que poderosa para avitaminarse electoralmente.
Además, el derroteroideológicode los vecinos choca con el contenido de tratados y convenios que dificultan su juego dentro de la comunidad interamericana, y aspiran a que sean objeto de pronta revisión y a que la unidad contra los vestigios colonialistas justifiqueluchas en bloque como la que habría que librar por la recuperaciónde las Malvinas.
Por cierto que el primer ministro inglés está madurando una proposición para la cumbre: que le dejen a Isabel las islas como un regalo por sus sesenta años de reinado para queel Reino Unido se las devuelva a Cristina el día que cumpla sus sesenta como presidente.

*Columnista

carvibus@yahoo.es

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS