Columna


Dale con la inteligencia

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

02 de junio de 2012 12:00 AM

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

02 de junio de 2012 12:00 AM

No sólo el tiempo y el trabajo han modificado la vida en sociedad sino la inteligencia y la estupidez, sin desconocer los estragos que ha causado la ambición.Hay principios y valores que nadie discute: la libertad, justicia y la igualdad. Pero hay un eje para llegar a ellas que es la inteligencia. Algo ayudan la constancia y las intenciones, pero sin esa condición esencial no iríamos a ninguna parte.
Sobre la inteligencia se han escrito muchos tratados, se dictan conferencias y milagrosos cursos. Para cada quien significa una cosa diferente. Esa capacidad de análisis, para otros, es sabiduría y organización. También se confunde con viveza, astucia, habilidad, y todas las facetas que convengan a los deseos del interesado.
Muchas veces creemos ser más inteligentes de lo que somos. Admitimos que “el otro” pueda saber más, pero que cualquier diferencia evidente a su favor obedece a  suerte, sapería o rosca, y a veces con algo de razón, porque no hubo igualdad de oportunidades. 
Ni siquiera las gentes más elementales renuncian a soñar con la magia de la inteligencia. En los campos abundan los pasajes sobre el tema. El conejo y el zorro la han representado. Algo desenfocada la escogencia, ya que el zorro es un depredador obtuso y el  conejo es primo hermano de la rata.
Amigotes duchos en seducción, comentaban modificaciones incorporadas a sus estrategias. Los requiebros y suspiros son menos persuasivos que cualquier exaltación a los atributos intelectuales de la dama pretendida. ¡Qué “inteligente” vía para llegar al corazón de una mujer!
La inteligencia campea en todos los terrenos. Llega a extremos tales que ahora hasta los inmuebles pretenden serlo. Se ofrecen locales y oficinas en edificios que se ufanan de ser inteligentes.
La inteligencia es más deseada que cualquier hembra, pero la sabiduría tiene un tufo sospechoso. Después de Salomón a pocas mentes se les reconoce esa condición. Muchos cerebros no resisten la duda de los demás. Sócrates, Newton y Einstein todavía son vistos con desconfianza, para reconocerles sabia condición.
La equivocación más frecuente ha sido incorporar la inteligencia al más estúpido de los actos, la guerra. Se habla de una especialidad con tal nombre, cuando lo inteligente es evitar la violencia. Sunt–zu hace milenios asoció al arte de la guerra estrategias y máximas para evitar la confrontación, y luego, establece un sistema infalible para vencer en ella.
Saber qué piensa o hace el enemigo es indispensable para combatirlo. Los servicios de “inteligencia” de los totalitarismos de Estado han sido los más eficaces. La KGB, la SS de Hitler, y últimamente la cubana hacen cantar a un mudo, ver a un ciego y confesar un crimen a un arcángel.
La inteligencia ha servido, muchas veces, para incrementar distancias y “justificar” condiciones infrahumanas, cuando cultivar el talento debe ser una posibilidad abierta para todos
Sin dejar de reconocer los frutos y beneficios que a la humanidad ha dado la inteligencia, no dejan de inquietar los abusos que se cometen en su nombre. Cuando se menciona la palabra inteligencia solemos ponernos en guardia. Nunca sabremos, a ciencia cierta, para dónde va esa música.
 
*Abogado, Ex Gobernador de Bolívar y Ex parlamentario.
 
augustobeltran@yahoo.com

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