Columna


De cumbres y otras cosas

FRANCISCO SANTOS CALDERÓN

21 de abril de 2012 12:00 AM

FRANCISCO SANTOS CALDERÓN

21 de abril de 2012 12:00 AM

Sin duda la Cumbre de las Américas fue un éxito para el presidente Juan Manuel Santos. Esos son los escenarios que sabe manejar, que le gustan y en los que se siente cómodo. Los escenarios de poder se le dan muy bien al Presidente. Nunca se le ha visto así de fresco y tranquilo en Tumaco, Cauca o Riohacha. No es su lugar, no es su crianza y no nos digamos mentiras, una reunión de pobres no es lo que más mueve al Presidente.
Pero en el entorno internacional se siente como pez en el agua. Y los resultados se ven. La cumbre no fue histórica como dijo iba a ser, histórica fue Yalta, y fue ingenuo al pensar que los amigos del Alba de hoy y del futuro como Argentina, iban a ceder por los discursos y el buen trato a los dos párrafos de Cuba y Malvinas.
No era cuestión de unas horas más entre cancilleres lo que salvaba la declaración final. Pecó de voluntarista la Canciller al pensar que las señales correctas -que las enviaron todas desde antes incluyendo viaje a Cuba- eran suficientes. No, queda claro que Santos no es mejor amigo ni es aliado de quienes están en la otra orilla ideológica y que lo utilizarán todo lo que puedan. Queda pues la política de apaciguamiento en su plata.
De todas maneras fue un éxito. En especial todo alrededor de la Cumbre de Presidentes. El foro empresarial, gran éxito de Luis Alberto Moreno, presidente del BID, deja como saldo la foto de la cumbre: Dilma, Santos y Obama. Y muy bien todo lo bilateral con Obama, aunque hubo gran manipulación del tema de negritudes, en el que Santos no ha hecho nada.
Sí, hubo algo de derroche, sí, el escándalo de las fufurufas deja algo de sinsabor y la falta de una declaración conjunta muestra esa fractura ideológica en el continente que impide discusiones serias y sobretodo productivas sobre lo clave de la región. No obstante, queda el saldo del inicio del diálogo sobre las drogas y el nuevo espacio diplomático que hoy tiene Colombia.
De país problema a país bisagra. Ese es el camino que hay que recorrer y que se inició en esta cumbre. Obvio, tiene costos, como la salida sorpresiva de la Presidente de Brasil a quien no le gusta la competencia por el poder político, pero lo cierto es que hoy Colombia puede, debe y va a jugar un papel distinto en la región.
Temas como el de ayuda en la lucha contra la criminalidad, el de generación energética e interconexión eléctrica entre continentes y con el Caribe deben ser el epicentro de ese nuevo espacio diplomático de Colombia. Por fin su ubicación geográfica y su peso demográfico y económico cuentan en el ámbito internacional como jugador propio, de fiel de la balanza, entre dos gigantes en la región, México y Brasil. Fue un éxito del Presidente y de la canciller María Ángela Holguín, para quien llegar a este techo le debe generar una inquietud pues de acá en adelante, como le sucedió al general Óscar Naranjo, todo comienza a ser costos.
¿Tomará la misma decisión que el mejor policía del mundo?

fsantosrcn@hotmail.com

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