Columna


De gatos y ratones

ILIANA RESTREPO HERNÁNDEZ

26 de octubre de 2011 12:00 AM

ILIANA RESTREPO HERNÁNDEZ

26 de octubre de 2011 12:00 AM

El video “Tierra de ratones”, que ilustra un discurso fabulado de Tommy Douglas, destacado político canadiense, muestra un país de ratones gobernado mucho tiempo por gatos negros. Estos lo hacían bien y expedían leyes buenas…; para gatos.
Los ratones, cansados de los gatos negros, decidieron cambiar y votaron por gatos blancos que en campaña intentaban hablar como ratones pero sonaban como gatos. Al tiempo se notó que aun si eran blancos, dictaban leyes para gatos. Volvieron a los gatos negros. No funcionó y regresaron a blancos y así alternaron durante años. Probaron también gatos manchados y mitad negros, mitad blancos. Pero seguían aprobando leyes que favorecían a los gatos en perjuicio de los ratones.
Un día, un ratón astuto explicó que el error era votar por gatos y preguntó: ¿por qué no por un ratón? En la fábula, a este lúcido ratón revolucionario lo tildaron de comunista y lo encarcelaron. Hasta ahí llegó la aspiración de estos ciudadanos ratones, gobernados por gatos privilegiados.
Conozco un lugar gobernado largo tiempo por una clase dirigente de gatos blancos; en campaña, prometían gobernar para los ratones, que ingenuos, votaban por ellos. Como en la fábula, ensayaron gatos no tan blancos, manchados, pero el resultado era el mismo. La promesa de gobernar para ellos se diluía y los gatos de todos los pelambres y colores, gobernaban para mantener y extender sus prerrogativas.
Un ratón en quien muchos confiaban porque hablaba contra gatos con un simpático lenguaje “ratonil” y los ayudaba a salir de sus apuros puntuales, decidió contarles que se lanzaría como candidato y que les proponía no dejarse gobernar por gatos. Era un ratón grande y hablaba duro; muchos ratones lo querían y confiaban en él.  
Se regó como pólvora que el ratón hablador era el candidato y muchos dijeron querer votar por él. Todos los gatos, acostumbrados a la victoria, preocupados, empezaron a fraguar estrategias para que el ratón perdiera, pero las encuestas lo daban como ganador seguro y su popularidad subía como espuma.
Los gatos se acercaron, le ofrecieron apoyo, ayuda para gobernar y acabar con las injusticias cometidas por tantos años contra sus congéneres. Éste, entre ingenuo y ambicioso, aceptó poco a poco y cada vez más, su ayuda. Muchos ratones pertenecientes al voto de opinión no están de acuerdo con estos coqueteos y lo critican con fuerza. Ellos creen que sin importar si es gato o ratón, el gobernante debe mejorar la calidad de vida y hacer felices tanto a gatos como a ratones.
Hoy, el candidato sigue prometiendo que gobernará en beneficio de los ratones, pero aquellos no le creen. Sin embargo, el resto lo apoya. Habla como ratón pero ya casi suena como gato. A diferencia de la fábula, este ratón no ha sido apresado y es probable que gane las elecciones. Pero les deberá tantos favores a los gatos, que terminará gobernando para ellos y los cándidos ratones siempre se preguntarán qué pasó.
Lo ideal sería que gatos y ratones vivieran en fraternidad. Suena a utopía, pero como dice Douglas, ni a las ideas ni a los sueños los pueden encarcelar. Entonces, hay que seguir proponiendo y luchando…; ¿cómo terminará esta historia?
Video: http://www.youtube.com/watch?v=UtTW72F8xo0&list=FLLOKvIAaEo4y2FJ55o6m0Gw&index=1

*Estudiante de literatura de la UNAB

Iliana.restrepo@gmail.com

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