Columna


Dejen quieto a Uribe

MIGUEL YANCES PEÑA

28 de mayo de 2012 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

28 de mayo de 2012 12:00 AM

Parece que al expresidente más querido de los colombianos no lo van a dejar nunca ejercer el derecho a expresar sus opiniones. Durante su presidencia, porque según sus críticos un presidente no debe expresar opiniones contrarias a la de los opositores, o a las de otras ramas del poder público, porque eso es atentar contra la democracia, es “dictatorial”. Y ahora como expresidente, porque no deja gobernar, y hace lo que tanto criticaba durante su mandato: oposición.
Por ejemplo, alguien criticó recién, y otros le hicieron eco, que ante el atentado del martes 15 contra el exministro Fernando Londoño, el expresidente hubiera cuestionado al gobierno en lugar de condenar a las Farc, como hacía y exigía cuando era gobernante. La respuesta es sencilla, y extraña que no lo comprendiera así, la oposición a la oposición del ex.
En ambos casos la crítica está enfocada contra quien deteriora el proceso. En el primero, contra los actos terroristas que buscaban acabar con la seguridad democrática. Y en este, contra quien ha permitido que se deteriore. En otras palabras, conseguido el “bien” se critica a quien lo deja perder, y en la lucha por conseguirlo, a quienes se oponen a ello.
Yo recuerdo a Uribe cómo el único presidente que debatía públicamente con quien quiera, y en términos muy respetuosos de su parte, no siempre de la otra.
Lo de “marica” (que nos recordó Claudia Ayola en su columna del jueves pasado) se debió a que le chuzaron una conversación privada, en la que le reclamaba a alguien el estar utilizando su cargo para hacer cosas indebidas. Aunque debió destituirlo -no sé si lo hizo- se ve más transparente y considerado el reclamo y el regaño que el despido.
Los hombre gritamos cuando las cosas no van bien, y a veces las mujeres también, y peor. Y tratándose del rumbo de un país se ve como algo loable, demuestra compromiso con la tarea: eso es tener carácter.
Lo de la Zona Franca (otro episodio que nos recordó Claudia) fue cuestionado en su momento desde el punto de vista ético, más nunca se encontró que fuera ilegal. Y la pregunta que muchos nos hicimos fue si era conveniente, y posible, “reprimir” el impulso empresarial de estos jóvenes; o si hubiera sido mejor hacerlo solapadamente (con testaferros) como es costumbre aquí.
“Si se busca un avance en la sociedad -escribió Oscar Collazos- tiene que pasar por un clima de tolerancia que haga posible la convivencia entre los opuestos sin mediación de la violencia armada o de cualquier clase”
Así es. No obstante, no se puede ignorar que no es sólo un asunto de convivir con las diferencias ideológicas como si fueran gustos musicales: inocuas. Están en pugna dos modelos políticos-económicos; uno de los cuales, con la falacia de la igualdad (tan convincente y utópica), destruye, entre otras, precisamente el pluralismo y las libertades valoradas como los máximos logros de la democracia.
Sin embargo cualquiera que sea el modelo imperante será combatido por el otro, en un proceso dialéctico que debe conducir a lo que podríamos llamar “capitalismo social”: vamos en esa dirección.
Más columnas de este escritor se pueden consultar en la siguiente dirección, escogiendo el país:
http://www.autoreseditores.com/busqueda.html?q=Miguel+Yances+Pe%F1a&s=

*Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe.

movilyances@gmail.com

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