Columna


Desarrollo e institucionalidad

PASTOR ALONSO JARAMILLO ROBLES

10 de julio de 2012 12:00 AM

PASTOR ALONSO JARAMILLO ROBLES

10 de julio de 2012 12:00 AM

Nuestros problemas sugieren un viraje institucional por lo que me remito a Douglas North, Premio Nobel de Economía; Acemoglu y Robinson, autores “¿Por qué fallan las naciones?”; y Partha Dasgupta, autor de “Libertad Positiva, Mercado y Estado de Bienestar”. Un concepto los une: construir  instituciones que promuevan el crecimiento económico, el trabajo, la libertad, el desarrollo, la prosperidad y la realización humana.
Hoy Gobiernos y tratadistas congenian en una especie de consenso superpuesto que indica que el gran problema mundial gira en torno a instituciones facilitadoras de la estabilidad, productividad y creatividad. Serían, pues, las instituciones las protagonistas del crecimiento económico y la estructura productiva.
Para North, en Latinoamérica existen muchas instituciones que promueven el crecimiento -otras que lo limitan-, por ende, es indispensable, primero, defender los de derechos de propiedad, una legalidad catalizadora de las transacciones y la eliminación de los diques a la productividad. Pero, para él previamente hay una necesidad de reglas informales que soporten las instituciones formales, como son las reglas sociales de la honestidad, la integridad y un contrato político solido  garante de las reglas y su respeto. North señala como el mal mayor en nuestro medio el desempeño de la institucionalidad que históricamente creamos: un sistema de intercambio personal que es una estructura de intercambio político y económico que funciona a partir de una familia o pequeños grupos de la sociedad que se fortalecen dejando de lado a amplios sectores de la misma.
Contrariamente aquí, no fortalecimos el intercambio impersonal, base para que la economía funcione bien. Lo sucedido en cinco siglos de avance económico del Norte fue la construcción de normas impersonales que permitieran intercambios fluidos entre sujetos que no se conocen facilitando una estructura que permita el funcionamiento de los mercados de capital y el crecimiento económico continuo.
Acemoglu y Robinson tratan las instituciones extractivas y las instituciones inclusivas. Las primeras son las que privilegian a segmentos de población selectos, y las segundas las que buscan la integración y beneficios económicos para todos. Esta visión, basada en estudios de tributos progresivos y otros elementos, daría cuenta de que primando las primeras es inviable el bienestar social amplio, quedando a la postre el fracaso estatal.
Por último, Dasgupta postula la revisión del contrato político en medio del subdesarrollo, afirmándose en la prelación de los derechos sociales con medidas de seguridad alimentaria, como dar alimentos y cuotas de dinero para los más pobres, garantizando su libertad de escogencia, como se ha hecho en México DF y Brasil, en aras de un capitalismo más igualitario.
Importantes son estas visiones que nos pueden ayudar a sacar de la pobreza a muchos facilitando el ascenso social y una vigorosa clase media. Vida digna y decente dependen de socavar el intercambio personal de las instituciones extractivas. De igual forma, una asistencia estatal que corrija las fallas del mercado, impidiendo los efectos perversos de la escasez en el desarrollo y afirmando la libertad humana. El diseño político e institucionales es la prioridad.

*Concejal del partido Cambio Radical

secgeneralconcejo@gmail.com

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