Columna


Desarrollo y patrimonio

ÓSCAR COLLAZOS

14 de enero de 2012 12:00 AM

ÓSCAR COLLAZOS

14 de enero de 2012 12:00 AM

“La conservación de las poblaciones o áreas urbanas históricas sólo puede ser eficaz si se integra en una política coherente de desarrollo económico y social, y si es tomada en consideración en el planteamiento territorial y urbanístico a todos los niveles”, dice la Carta Internacional para la Conservación de Ciudades Históricas y áreas urbanas históricas, conocida como Carta de Washington-1987.
  La carta es un documento del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Históricos y una referencia obligada en las ciudades que la UNESCO ha distinguido con el título de “patrimonio de la Humanidad.”
  Al intervenir en el debate provocado en W Radio a raíz de las declaraciones del alcalde Terán sobre proyectos urbanísticos futuros, la Ministra de Cultura, Mariana Garcés, fue clara en ese sentido. Y no sólo al referirse al proyecto inmobiliario y turístico que se realizaría en Chambacú, sino a todo lo que se emprenda en zonas de influencia del Centro histórico.
  El debate de la W no terminó con una rectificación de la ligereza del alcalde sino con su destemplada respuesta: el proyecto de uno de los empresarios que financió su campaña a la alcaldía tendría su aprobación. “Duélale a quien le duela”, dijo. Pero el alcalde, el IPCC y Planeación tienen que recordar que Cartagena no es solo patrimonio de Colombia sino de la Humanidad, que su Centro histórico y zonas de influencia se rigen por normas nacionales e internacionales.  
  Nadie nos ha probado que las obras de Chambacú generarán de verdad tres mil empleos, ni que el trazado de un puente de 13 mil millones de pesos sea más necesario para la ciudad que para el negocio privado. Se habla con entusiasmo delirante de nuevas marinas pero no de la concentración desmedida de embarcaciones en la bahía ni de la contaminación ambiental que traerían. 
  No se conocen estudios urbanísticos y ambientales sobre el impacto que un edificio de 15 ó más pisos producirá en un área de influencia del Centro histórico, cercana al castillo de San Felipe. No se habla del inmenso déficit de arborización de las ciudades nueva y vieja, donde se reclaman más pulmones que urbanizaciones, más espacios públicos que fastuosos encerramientos privados. 
  El alcalde debe recordar que de nada vale la idea del progreso si, en vez de integrar la población local al disfrute del patrimonio, del cual hace parte su cultura, se la expulsa hacia extramuros lejanos. Al ensancharse del centro hacia la periferia, la ciudad de los grandes negocios turísticos desplazará de su hábitat histórico a la población local, que sólo servirá para decorar los videos promocionales de la Cartagena turística. 
Cuando la UNESCO habla de “una política coherente de desarrollo económico y social” está hablando de los daños irreparables que trae la aceptación irresponsable de un “progreso” regulado sólo por los capitales y el mercado. ¿Se imaginan ustedes lo que quedará de La Boquilla en 10 años, lo que será Getsemaní en manos de la especulación inmobiliaria? Háganlo y opinen. ¿Es ésta la ciudad que quieren?
Nota.- Desautorizo el uso de mis columnas en campañas sin duda mercenarias de candidatos perdedores contra el alcalde Terán Dix, como se ha venido haciendo en programas locales de radio.

*Escritor y periodista, Doctor Honoris Causa en Literatura por la Universidad del Valle.

salypicante@gmail.com

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