Columna


Despenalización equivocada

MAURICIO CABRERA GALVIS

20 de mayo de 2012 12:00 AM

MAURICIO CABRERA GALVIS

20 de mayo de 2012 12:00 AM

Ya que en la Cumbre de Cartagena los países víctimas de la lucha contra las drogas ilegales incluyeron en la agenda oficial el debate sobre su legalización, conviene recordar algunas verdades sobre los resultados de la estrategia de las últimas décadas y sobre las incongruencias de los norteamericanos que se oponen a la legalización, pero en la práctica despenalizan el narcotráfico
La mayoría de analistas y académicos coincide en que fracasó la “guerra contra las drogas” lanzada por los Estados Unidos desde la época de Nixon. Después de miles de millones de dólares desperdiciados y miles de muertos, las victorias son pírricas y con enormes daños colaterales. En un artículo del ex fiscal Gustavo de Greiff, publicado por la Universidad del Rosario, está la evidencia empírica que demuestra el fracaso de la estrategia prohibicionista: no disminuyó la producción de narcóticos, ni aumentó el precio de las drogas para desestimular el consumo, ni tampoco disminuyeron los usuarios mediante la criminalización del consumo.
Sí se logró infligir enormes daños a los países donde se ha librado esta lucha. Como sucedió cuando la prohibición del alcohol en Estados Unidos, se generaron multimillonarias utilidades a los carteles de la droga y se debilitaron los Estados como Colombia, México y Guatemala, entre otros, donde el narcotráfico es la principal fuente de violencia y corrupción.
La alternativa de legalizar debe partir de despenalizar el consumo personal, como lo hizo Colombia. Pero debe despenalizarse también toda la cadena del tráfico de narcóticos e incluir la regulación estatal de la producción, la distribución y el consumo, así como ambiciosos programas de educación y salud pública para tratar a los adictos.
Obama dijo en Cartagena que la legalización no era una opción para su país y en teoría mantiene la misma estrategia prohibicionista. Pero en la práctica la política real de su gobierno es cada vez más permisiva y contradictoria. Desde hace años toleran la producción de marihuana –siempre y cuando sea en California y no en México o Colombia-, y se dice que el valor de la cosecha de marihuana gringa llegó a superar el del trigo.
Ahora, la justicia norteamericana despenaliza la punta equivocada de la cadena del narcotráfico. Así lo reveló El Tiempo la semana pasada, en un informe sobre las mínimas penas a los capos del narcotráfico juzgados en Estados Unidos. Atrás quedaron las épocas en que los señores de la droga preferían una tumba en Colombia a ser extraditados a ese país. Ahora negocian con la DEA y los jueces, pagan un par de años de cárcel y quedan libres para gozar de sus mal habidas fortunas, mientras otros capos los reemplazan y el negocio continúa próspero.
En lugar de esa despenalización oscura y equivocada, que transmite el mensaje de que el crimen sí paga, es necesario avanzar con firmeza y sinceridad en la agenda internacional de la legalización.

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ADENDA. El aleve atentado terrorista contra Fernando Londoño debe generar la condena unánime de todos los colombianos; debemos rechazar todos los actos violentos, así vengan de la extrema izquierda o de la extrema derecha. Pero también rechazamos la actitud mezquina y oportunista del expresidente de marras que quiere utilizar el atentado para polarizar el país y hacer oposición política a su sucesor.

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