Columna


Despenalización: ¿consulta o decisión?

MARTHA AMOR OLAYA

08 de febrero de 2012 12:00 AM

MARTHA AMOR OLAYA

08 de febrero de 2012 12:00 AM

Mucho protagonismo inmerecido ha tenido el presidente Santos hablando de la despenalización de la droga. Digo inmerecido porque ha sido un discurso sumiso si consideramos que antepone la necesidad de un guiño internacional. Claro, el de Estados Unidos, que a juzgar por su actitud no le interesa darlo.
No puedo llamar prudencia, como calificarían otros la actitud del presidente, porque como ex ministro de Defensa fue ejecutor de la lucha contra el narcotráfico y testigo del fracaso de tal política, teniendo así toda la autoridad moral para liderar la despenalización que cada día tiene más aceptación en la opinión pública.
Pero no, él ha preferido guardar distancia y esperar las indicaciones de quienes gobiernan el mundo y de paso, a nosotros. Su posición es tibia y ante eso, nada, es el tipo de soberanía que se practica en el país.
Santos es tan político que hasta resiste las provocaciones de Uribe. Su actitud preferida es la de seguir ganando nuevos mejores amigos. El liderazgo lo intimida, prefiere que otros asuman los riesgos. Si sólo se ha limitado a decir que el camino puede ser la despenalización no sé cuál es el mérito que le atribuyen. Juanes lo dijo primero.
Como jefe de Estado su declaración tiene peso, pero a nosotros no nos sirve de nada si el presidente no es capaz de tomar esa rienda.  De hecho, creo que la prensa internacional, en esta ocasión con menos morbo y más compromiso, amplifica y multiplica la idea del presidente, asumiendo la tarea de medir la temperatura de la opinión pública y de preparar el terreno para quien se atreva a cambiar la política fracasada de la lucha contra las drogas.
Quizás Santos escogió la prensa como estrategia de neutralización del debate, pero también la prensa reconoce en Santos la oportunidad de encarar el debate objetivamente por la experiencia que tiene. Sin embargo, Santos espera que otra autoridad legitime la iniciativa, porque como él mismo dijo en el Hay Festival: “la prensa no es un poder, es una influencia”.
Santos contó en el Hay Festival que uno de los indicadores en la lucha contra las drogas era el precio de la libra de cocaína en Chicago, que si subía era porque la lucha estaba siendo efectiva y si bajaba era porque no se había hecho nada.
Simple, los muertos, los operativos, las fumigaciones, las persecuciones, los apresamientos, todo lo relativo a la lucha contra las drogas que además implica un enorme gasto del Estado, termina en un incremento en los costos de operación de las mafias y por ende en un encarecimiento del producto y nada más. Las operaciones continúan, el círculo vicioso se expande, los criminales y consumidores se multiplican, nuestras ciudades se corrompen y países enteros, de México para abajo, se desangran gota a gota y dólar tras dólar.
Es el dinero corrompiendo todos los eslabones de una sociedad demacrada por una industria millonaria y disipada. La despenalización conllevaría cambios en la economía, a los que quizás teman los países no productores de los que Santos espera el guiño.
Méritos tendría el presidente si fuera una decisión tomada y no una tímida consulta.

*Comunicadora social-periodista

martha_amor@yahoo.com

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