Columna


Dormitorios públicos

RODOLFO DE LA VEGA

14 de enero de 2012 12:00 AM

RODOLFO DE LA VEGA

14 de enero de 2012 12:00 AM

En la edición correspondiente al 4 de enero de un diario costeño encuentro un titular que dice: “De estaciones de Transcaribe a hoteles de paso”, y un subtitulo que anota: “los indigentes están haciendo de la suyas en los portales del nuevo sistema de Transporte de Cartagena”.
Toda esa información viene ilustrada con una fotografía que nos muestra a un hombre joven y fornido durmiendo plácidamente con sus almohadas. También aparece una foto de la estación con pie de foto: “El Portal de Santa Lucía ya está listo, pero los indigentes lo tienen como un hotel  exclusivo”.
Según la información son varios los individuos que se alojan durante las noches y hasta bien entrada la mañana, en las estaciones de Transcaribe.
Algunos dirán que esos pobres indigentes no hacen mal a nadie por dormir en las estaciones, pero es elemental que todos tenemos que cumplir con necesidades inaplazables como orinar y defecar y, es de suponerse que lo harán en las estaciones o muy cerca de ellas. También asegura el mismo diario que “al frente de la Castellana, Los Ejecutivos y el sector de Los Cuatro Vientos, las estaciones de Transcaribe se han convertido en paraderos alternos de los mototaxistas que las utilizan  para resguardarse del sol y de la lluvia y también para recoger uno que otro pasajero”.
Nos llama la atención la permisividad que se evidencia de esta situación. Las mencionadas estaciones carecen de vigilancia, de tal suerte que así como se albergan en ellas con la sola intención de dormir, puede ocurrir que hurten elementos de las estaciones como, por ejemplo, las persianas u otros objetos.
Pero dejando de lado la pésima impresión que se causa a propios y extraños, queremos hacer énfasis en que la tolerancia prolongada de estas situaciones anómalas puede transformarse en derecho adquirido y generar futuros reclamos cuando, finalmente, haya que desalojar a los durmientes de sus cómodos aposentos. Ya hay suficiente experiencia acumulada.
Las aceras, los separadores en las avenidas, las plazas, las playas y, en suma, todo lo que se denomina espacio público, vienen siendo invadidas tradicionalmente con negocios. Cuando la autoridad por fin se decide a recuperar ese espacio público, los usufructuarios  se oponen y se rebelan, llegan a oponer resistencia física a los funcionarios del Estado, incluidos los miembros de la fuerza pública (policía, armada, ejército, etc.). Más de un muerto y muchos heridos ha sido el resultado final, cuando se trata de recuperar lo que nunca debió permitirse que se mal utilizara. Después de los enfrentamientos, el Estado tiene que indemnizar con sumas elevadas a los invasores.
Hace poco los cartageneros fuimos testigos de los reclamos ante las autoridades judiciales, interpuestas por algunos abogados en representación de un grupo de “Trabajadoras Sexuales” que se sintieron perjudicadas ante el cierre del Parque del Centenario para su remodelación. De  la misma manera los lavadores de carros exigieron indemnización porque al cerrar algunas vías que están en remodelación, según ellos, quedaron sin su sitio de trabajo. Así pues, no se duerman las autoridades, los dormilones de Transcaribe pueden también presentar reclamación.

*Asesor Portuario

fhurtado@sprc.com.co

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