Columna


Dos damas para registrar

RICARDO VÉLEZ PAREJA

21 de mayo de 2012 12:00 AM

RICARDO VÉLEZ PAREJA

21 de mayo de 2012 12:00 AM

En la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Cartagena había dos mujeres abogadas que por su integridad, personalidad, capacidad e inteligencia manejaron por mucho tiempo dicha oficina prestando sus servicios profesionales en diferentes cargos. La primera nacida en Cartagena, la segunda en Sincelejo. Ambas especialistas en Derecho Notarial, con habilidades gerenciales, experiencia en el manejo de recursos humanos, físicos y técnicos en la administración de procesos jurídicos y tecnológicos en el área del derecho.
Ambas profesoras en las cátedras de Derecho Notarial y Registral. La primera en la Corporación Universitaria Rafael Núñez. La segunda en la Universidad de Cartagena. Ambas amantes de la cultura: la primera de la poesía, la segunda del teatro como actriz no profesional y profesora de humanidades. Dos mujeres cultas, honestas, trabajadoras, inteligentes, transparentes y serviciales.
La primera dejó un libro de poesía muy profunda y sincera que se llama “El ocaso de una alborada”. De una transparencia y un corazón enorme, noble, con espíritu de servicio constante y por su integridad al no aceptar ningún tipo de prebendas como Jefe de la División Jurídica de la Oficina de Registro fue asesinada vilmente cuando apenas tenía 47 años. Se llamaba Matilde Aguirre Espriella. Su crimen ha quedado impune y la investigación no avanzó nada. Lo poco que se sabe que la mataron por no aceptar ninguna prebenda material para registrar alguna o algunas escrituras sobre tierras en Barú.
La segunda se llama Emilia Fadul Rosas que llevaba en el cargo de Registradora de Instrumentos Públicos desde hace aproximadamente veinte años. Una mujer de carácter, culta, amante del teatro y actriz ella misma. De una honestidad a toda prueba y por una orden judicial firmó una escritura en 2009 y por ello, con el nuevo Sistema Acusatorio bajo el cual las personas se presumen culpables hasta cuando no demuestren lo contrario, violándose el derecho de la presunción de inocencia establecido en el artículo 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobado por la ONU, incluido en la Constitución colombiana en el inciso 4 del artículo 29 que dice: “Toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente culpable.”
A mi amiga Emilia esperaron que se trasladara a Valledupar para disfrutar del Festival Vallenato, para detenerla y trasladarla a la Cárcel del Buen Pastor en Bogotá, sin tener ella vestimenta para clima frío y sin ser escuchada siquiera en indagatoria ni tener ninguna denuncia penal en su contra.
Ahora que se está hablando de una reforma judicial, es bueno que los ilustres que van a discutir el proyecto, tengan en cuenta que la presunción de culpable va en contra de la constitución colombiana porque ésta establece la presunción de inocencia. Quiera Dios que así sea porque se están cometiendo muchas injusticias con el tan encumbrado sistema penal acusatorio.
Le transmito a toda la familia de Matilde mi profunda condolencia y Emilia mi sentimiento de solidaridad en estos momentos de dolor que ambas familias viven y pido que Dios las proteja siempre, para la primera en el más allá y la segunda en el más acá.

*Abogado y escritor

rivelpa@yahoo.com

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