Columna


Dueño de casa

ÓSCAR COLLAZOS

16 de julio de 2011 12:00 AM

ÓSCAR COLLAZOS

16 de julio de 2011 12:00 AM

Una mayoría de los colombianos que votan le dieron a cuidar la casa en 2002. El contrato de arrendamiento duraría 4 años, pero él y sus amigos promovieron la reforma constitucional que lo prorrogó hasta 2010. Antes de que se acercara la fecha de vencimiento, hicieron otra solicitud de prórroga.
La “inmobiliaria”, representada por la Corte Constitucional, cortó la posibilidad de esa segunda prórroga. Ocho (8) años bastaban, dijo la Corte Constitucional, sobre todo si la solicitud estaba llena de inconsistencias legales y trampas. Los codeudores, promotores de la reelección, podrían ir a la cárcel. 
Cada día, de manera más escandalosa y con cifras que no caben en la cabeza de la gente honrada y humilde, sabemos que el ocupante de la casa no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo en sus numerosos cuartos: ministerios, departamentos, institutos, etc. Ni siquiera en su Secretaría General. Si le creemos, él, un insomne del poder, no se dio cuenta del saqueo sistemático de la casa.
El último robo multimillonario salió a flote hace dos días en la DIAN. El anterior, en las EPS, en sociedad con funcionarios de la salud. De atrás venían Agro Ingreso Seguro y la Dirección Nacional de Estupefacientes, los “falsos positivos”, las chuzadas del DAS y la “yidispolítica”. 
Todo esto estaba sucediendo pero, al parecer, el inquilino no paraba en casa. Aceptemos que no se daba cuenta. Por otra parte, el insólito contrato de arrendamiento lo eximía de toda responsabilidad política y moral. A este blindaje se le llamó teflón y sobre esa coraza protectora siguen rebotando nuevos escándalos mientras el ex inquilino trina en Twitter.
Un hombre criado a punta de severidad, (“¡sea varón!”), peleonero desde chiquito, fue incapaz de mantener la disciplina de sus subalternos de primer y segundo rango. ¿Estaba ocupado en su reelección, camorreando con los vecinos, amenazando a “La Mechuda”? ¿Preparaba otro de sus consejos comunitarios, llamados “sábados felices” por una de sus ministras?
Veo venir la réplica: la seguridad. Nos "devolvió" la seguridad: arrinconó a la guerrilla, hizo un “proceso de paz” con los paramilitares y extraditó a sus cabecillas a Estados Unidos para que fueran juzgados por narcotráfico y no por los crímenes del paramilitarismo. 
¿Dónde quedó la cohesión social? ¿Era la confianza inversionista un método para conceder exenciones sin exigir creación de empleo y redistribución de riqueza o volver la minería un bazar de depredadores legales e ilegales? El ocupante de la casa se jacta de haber sacado de la guerra a 40 mil paracos pero este excedente de mano de obra criminal de las desmovilizaciones alimentó otro ciclo de inseguridades. 
¿Qué pudo haberle pasado, a él y a sus asesores, para que no sintieran el olor del caldo de la corrupción en entidades del Gobierno? ¿No era acaso un hombre obsesionado por la microgestión, ocupado de cada una de las minucias de su gobierno? 
Sus aciertos en seguridad no nos obligan a aceptar su indiferencia o negligencia. Debería aceptar que le cabe la responsabilidad política y moral en la consolidación del cleptoestado que flota hoy en cada nueva investigación.       

*Escritor

salypicante@gmail.com

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