Columna


Educación pobre para pobres

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

17 de octubre de 2012 12:00 AM

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

17 de octubre de 2012 12:00 AM

La conmemoración del 12 de octubre sirvió de excusa para la organización de un seminario de etnoeducación, interculturalidad y diáspora africana, para debatir sobre los aportes de África a sus descendientes americanos y la inclusión de ese legado en las enseñanzas de los establecimientos educativos y para concluir que el Estado ha sido débil al no exigir a los colegios públicos y privados de todo el país la inclusión de la cátedra de estudios afrodescendientes, según noticia aparecida en este mismo periódico (Afrodescendientes exigen inclusión de cátedra etnoeducativa en los colegios).Quiero servirme de esta nota de prensa para referirme a la etnoeducación afrocolombiana en Cartagena, que es más que el cuento de la cátedra, y que por lo que se dice en el diario y lo que se ve a diario todavía es una educación de negros, afrocolombianos, palenqueros y raizales para negros, afrocolombianos, palenqueros y raizales, contrario a las normas sobre la socialización a los colombianos de los valores y aportes al desarrollo por parte de los pueblos africanos y afrocolombianos, como si solo fuera que unos conozcan y hagan respetar sus valores y aportes y que los otros ni sepan lo que ha sucedido y sucede.
Aun así, el cuento de la etnoeducación y de la cátedra afrocolombiana no le está llegando en la ciudad a todos los negros, afrocolombianos, palenqueros y raizales. Por lo que se ve, los procesos etnoeducativos tienen más fuerza en la parte rural de Cartagena, no sé por qué. ¿Habrá allí más dolientes o mayor organización educativa y social? ¿Tendrá que ver con una visión tradicional de lo étnico cultural ligado a lo rural, al campo por parte de las instituciones educativas o de la Secretaría de Educación?, me pregunto y pregunto.
La etnoeducación afrocolombiana es un cuento que debe contarse a todos y todas en el campo, pero también en la ciudad, que va más allá de una actividad, cátedra o clase de ciencias sociales, de lenguaje o literatura, de la presentación de una danza o de solo un ejercicio puntual de recuperación de la memoria y tradición oral, de la realización una vez al año de un seminario, me planteo y planteo.
El abordaje de la Afrocolombianidad en el sistema educativo distrital no puede ser el cuento de la educación en general referida a la gente empobrecida económicamente, una educación pobre para gente pobre, para los pobres negros, como viene siendo. Pobres recursos, presupuestos, investigaciones, programas de capacitación, textos y materiales educativos.
Mientras la Etnoeducación Afrocolombiana se asuma en Cartagena como un asunto de todos y todas, que entren en diálogo con la realidad rural y urbana a nivel local, pero también a nivel nacional y global y que sea más que una Cátedra o un proceso de baja calidad para una clase y grupo menos favorecido, lo poco o mucho que se está haciendo se debe hacer bien, lo que tratándose de la población afro hace referencia a educar para la libertad. “Si la educación no es subversiva no es educación” dice Leonardo Garnier, Ministro de Educación de Costa Rica, “si la etnoeducación afrocolombiana no es sub-versiva no debe ser etnoeducación”, copio yo.

*Lingüista, Literato y Comunicador para el Desarrollo

puntos_de_encuentro@hotmail.com

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