Columna


Educación vs barbarie universal

LIDIA CORCIONE CRESCINI

29 de noviembre de 2011 12:00 AM

LIDIA CORCIONE CRESCINI

29 de noviembre de 2011 12:00 AM

En España las noticias registran que en este año, hasta la fecha, los maridos, novios, exnovios y amigos íntimos han asesinado en forma brutal a 56 mujeres. En Colombia los noticieros ni siquiera muestran la totalidad.
La propaganda en los canales de TV colombiana lanza un mensaje “educativo y concientizador”, donde la mujer siempre justifica la conducta violenta del hombre: “Es que yo tuve la culpa”, “Fui yo la que lo provoqué”, “Es la primera vez que lo hace”, “estaba con tragos”.
Da pavor revelar más oprobio de un mundo que va a la velocidad del sonido, debilitado por la sociedad de consumo, que se degenera poco a poco pisoteando los valores más importantes como la vida, el amor, el respeto, la responsabilidad y la tolerancia.
La humanidad se acrecienta en la hostilidad, indiferencia, insensibilidad, frialdad. Nada sacia, nada alcanza y a pesar de los avances científicos, la tecnología y la mediatez en la comunicación, cada vez hay más hambre, necesidades de afecto, pobreza, egoísmo, crueldad, muertes sinsentido. El compromiso social de los gobernantes, relegado a la mínima expresión, aumenta la infelicidad humana y, va cavando la fosa de personas inocentes que suelen ser las víctimas del inconformismo.
Prueba de ello los líderes políticos que arraigados en su dictadura y poder de mando, acaban con miles y miles de seres humanos en cuestión de minutos.
En cuanto a las mujeres, seguir tolerando la violencia sexual, física, psicológica, política entre otras, es aceptar que los hombres han sido engendrados por un híbrido y no por una mujer.
Los hombres que maltratan a las mujeres se les ha olvidado que alguna vez una de ellas lo acunó y abrigó en su vientre durante mucho tiempo, lo protegió de cualquier circunstancia y lo parió con dolor y, él vino a este mundo a repartir de igual forma amor y no resentimiento, brutalidad, salvajismo.
Es por eso que siempre insisto en la educación. Educar en la casa, en las aulas, es llevar de la mano al niño a un ambiente de tranquilidad, afecto, agradecimiento hacia la vida. Los ambientes agresivos generan dentro del ser humano conductas inexplicables que se van acumulando y cuando se les llena la copa, su comportamiento es sin duda alguna violento. (Nada justifica la violencia).
Educar en conocimientos no es erradicar el analfabetismo, hacer que memoricen las tablas de multiplicar, aprender conceptos, acumular información inservible. Educar es llevar a la práctica todos esos saberes en el saber, querer, hacer.
Nuestra población de recursos altos, medios, bajos hasta la más vulnerable, necesita de un acompañamiento sicológico-sociológico en ambos sectores público y privado, nombrando docentes con una visión humanística, no sólo que enseñen como loros mojados repitiendo todo lo que ya existe en libros y Wikipedia, sino en calidad de formadores hacia la vida.
Debemos mirar con ojos humanos, no importa si somos morenos o pálidos, desteñidos, azules o mulatos. La sed que se anida en la garganta es igual para todos, a pesar de las circunstancias, de las clases sociales, del hambre, de los estratos. A todos como personas nos corre sangre por las venas, avanzamos inseguros ante las sombras, reímos y lloramos.
¡No más barbarie, no más maltrato a las mujeres!

*Escritora

licorcione@gmail.com

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