Columna


El barrio olvidado

MIGUEL YANCES PEÑA

18 de junio de 2012 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

18 de junio de 2012 12:00 AM

Este barrio, isla y ruta de tránsito de gran parte de los vehículos que se dirigen del sureste a Bocagrande y al centro histórico de la ciudad, parece también de tránsito de sus habitantes y gobernantes, que aspiran (cuestión de status) vivir en Bocagrande. Por eso no existe en ellos sentido de pertenencia: es un barrio de nadie.
Para mi, ajeno a esos complejos arribistas, es el mejor de la ciudad; a pesar de haber sido invadido por toda clase de locales comerciales, y haber convertido sus calles y avenidas en lugar de estacionamiento público, además, como decía, de servir de tránsito hacia otros lugares.
No obstante es un barrio olvidado por la administración pública. La labor transformadora y modernizadora que se observa, corre por cuenta del capital privado, y cuenta con más trabas, que impulso de los gobiernos.
Para comenzar, es inconcebible que los bordes de sus cuerpos de agua hayan sido ignorados durante tanto tiempo. Hace relativamente poco tomó importancia y valor, la orilla de la bahía: el edificio Pastelillo –por ejemplo- que no tiene mas de 30 años, fue construido de “espaldas” a este cuerpo de agua; y frente a la estación de policía (gracias a dios recientemente remodelada) ocupando un gran atea de frente de agua, hay un garaje de motos, y patrullas. ¡No hay derecho!
Un poco antes en el mismo sector, el Muelle Turístico (subutilizado) cercó otro gran frente de agua desvalorizando viviendas que antes miraban la bahía. Y por el lado del caño de Bazurto ni se diga: este limita con los patios de muchas viviendas que han venido rellenando y apropiándose de él. La quinta avenida que fue ideada hace muchos años, y que serviría para recuperar terrenos y darle vida y valorización al sector, no ha encontrado un gobernante capaz de sacarla adelante. El anterior, nuestra vecina, el de “el alcalde somos todos” enterró mas de 100 mil millones en Crespo.
No sólo eso, lo poco que hay, se ha dejado deteriorar. La vía del paseo peatonal está inservible y puede generar accidentes a sus usuarios. El tramo frente al Club Náutico, un escombro a la orilla de la bahía,, por culpa de la anterior administración que paró “impulsivamente” las obras de remodelación de esa marina, y ahora está engordando con nuestros impuestos la tula que se repartirán demandado y demandante cuando esté llena. Las zonas verdes, cuidadas por los vecinos.
Las obras del parque H. L. Román paralizadas, el de Manga, abandonado. El “nudo gordiano” vehicular que se crea en la esquina de Davivienda sin resolver. El del Trébol igual.
Y las vías con huecos. A pesar de ser muchas en mal estado, la avenida de La Asamblea no aguanta un minuto más: hay repavimentarla sin más espera, y permitir el tráfico en una sola dirección (entrando al barrio) desde el semáforo de hasta el puente Jiménez. La actividad mercantil y vehicular llega al paroxismo en la Esquina del Trébol. Ahí todo está permitido, y todo sucede.
Tenemos que hacer conciencia todos, que cuando elegimos gobernantes y ediles, estamos eligiendo a quienes tendrán el poder (ellos no consideran que es la responsabilidad) de decidir qué hacer con nuestro dinero.

* Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe.

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