Columna


El desafío para el 2012

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

02 de enero de 2012 12:00 AM

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

02 de enero de 2012 12:00 AM

Al comenzar un nuevo año debemos tener tanto realismo como esperanza. Así no nos guste, y nos cueste trabajo entenderlo, todos debemos asumir el cambio climático como nuestro gran desafío. Lean el último escrito de Juan Gossain, cuenten los muertos en el Pozón por las inundaciones de este año, miren el panorama nacional y mundial y reconozcamos que estamos frente a una cuestión de vida o muerte. ¿Cuantos titulares ocupó en los noticieros, la televisión y los periódicos en el año que acaba de finalizar? Hoy el tema no es sólo del científico ni del ecologista, ni de Greenpeace ni de algunos organismos internacionales. Hoy ya está en Bazurto con el trancón de todos los días y de todo el día. Y está también en los Montes de María donde los campesinos confunden el tiempo de la siembra con el de la cosecha. El tema le ha llegado al ciudadano de a pie.
Su difusión ha tenido mucho de bueno y de malo. Positivo el que la gente tenga acceso a saber lo que está ocurriendo y a las reflexiones sobre lo que ocurre. Negativo la “inflación” que ha sufrido el concepto, de forma que cualquier anomalía inmediatamente se explica con el cambio climático: que hizo más calor o más frío, catástrofes que apresuradamente se vinculan al cambio climático y la creciente ola de la “moda verde” que pretende frívolamente, en una sociedad de consumo exacerbado, proteger el ambiente invitándonos a comprar el último modelo de automóvil, porque emite menos CO2!
Esto es mucho más serio. Aquí estamos enfrentado dos cosas: el desastre Natural y el desastre político. La gente que ha muerto en Colombia por este desafío no es poca. Mucha gente ha dejado casas y hábitats naturales debido a inundaciones y cambios en los patrones de lluvia. La agricultura es incierta. No pocos han debido ser evacuados de zonas bajas y otros necesariamente serán reubicados.
Pero ¿Qué dice Dios? La Biblia no nos habla del cambio climático. Pero si nos dice mucho sobre el cuidado de la creación: “Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara” (Gen 2, 15). Pensó en él como custodio inteligente y no como depredador abusivo. La perspectiva del cultivo y del cuidado ha de ser la nueva clave de interpretación. Hay que retomar la teología de la creación frente a la visión antropocéntrica (dominio)que ha contribuido en gran manera a la destrucción del planeta. Pero como quiera que es una cuestión de vida o muerte es necesario hacernos las preguntas pertinentes: ¿Contamos en Colombia con un marco legal e institucional que nos permita garantizar el funcionamiento del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos? ¿Se ha diseñado una metodología que incorpore, en la planificación y ordenamiento del territorio, una visión de reducción del riesgo? ¿Qué tan fortalecidas están las capacidades en el departamento y los municipios para la respuesta y manejo adecuado de estas emergencias? ¿La formulación de las soluciones que miran a la recuperación ha escuchado las comunidades y ha incorporado sus soluciones? ¿Puede ser la gestión del riesgo el nuevo hábito democrático de nuestras instituciones y el nuevo paradigma cultural de nuestras comunidades? ¿La estrategia que implementemos estará orientada a la recuperación de los medios de vida en todo sentido?
Mientras hacen el chequeo les deseo un feliz año no sin antes contarles que cuando Manolito le preguntó a Mafalda ¿cómo van las cosas? esta respondió: No van…;se nos vienen.

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