Columna


El fin del mundo

MIGUEL YANCES PEÑA

16 de julio de 2012 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

16 de julio de 2012 12:00 AM

Qué interesante y divertido ha estado el Realty anual de Caracol TV, que en esta oportunidad han bautizado como titulé la columna.
En mi opinión, supera todas las competencias deportivas conocidas (aunque esta no es precisamente una), entre otras, porque las competencias son muy variadas, inteligentes y muy creativas, y porque al estar representadas regiones bien definidas y homogéneas del país y mostrar además el aspecto humano de cada uno de los competidores, despierta afectos, pasiones y emociones en los espectadores, muy difíciles de conseguir en los certámenes deportivos.
En esta oportunidad se han puesto a competir seis regiones: Los cachacos, Los antioqueños, Los vallecaucanos, Los santandereanos, Los cafeteros y los costeños (faltaron Los llaneros para completar el universo de regiones colombianas). Además cada equipo estaba conformado, originalmente, por tres mujeres y tres varones, así que también los dos géneros están representados n igualdad; y diferentes etnias, oficios y hasta condición sexual (hay un cura y un gay).
Los antioqueños, vallecaucanos y santandereanos desaparecieron como región al puro inicio del Desafío, y dos integrantes de cada una de esas regiones, escogidos como los mejores por sus propios compañeros, pasaron à formar un nuevo equipo: el de Los sobrevivientes.
Más recientemente, después de una racha perdedora, desaparecieron también como región Los cachacos; y sus integrantes (4 de los 6 que iniciaron) fueron absorbidos por los tres grupos restantes. Así que como región sólo quedan cafeteros y costeños.
En las competencias se disputan territorios (El Paraíso, todo confort, y tres playas en difíciles condiciones de habitabilidad: la que menos El Infierno); la permanencia (quien pierde debe candidatizar a dos compañeros que se deben batir por no ser expulsados y quien gana, tiene el poder de torcer la elección que haya hecho el grupo perdedor), y competencias de capitanes, entre individuos del mismo género, uno de cada equipo, por 20 millones de pesos.
Si se puede criticar algo, porque todo está muy bien concebido, es que las pruebas están ideadas para hombres. Bueno, eso hasta ahora, porque aun no se ha entrado a la etapa en que se rompen las lealtades. En el fondo el concurso es de individuos, y el individualismo con todos sus antivalores saldrá a flote.
El ganador final se llevará una multimillonaria suma, pero hasta el momento el sentimiento de región, que los une, los protege y los fortalece, desvía la atención –exceptuando la del costeño- del jugoso botín que sólo ganará uno.
Lo que se observa, es que de las costeñas dos se destacan por su belleza y feminidad, y una, sólo una, por su exacerbado feminismo; y uno de los costeños, por una fuerte personalidad, por tener fortalezas en casi todas las competencias y por su franqueza. También destaca entre las mujeres un fuerte sentimiento de solidaridad de género.
Por lo que hemos visto en años anteriores el público escoge entre dos finalista el de su preferencia, lo cuál es un excelente termómetro de hasta que punto la opinión pública premia los valores y sanciona a quien pisotea los principios.
Qué bueno que pudiéramos escoger funcionarios públicos de igual manera

*Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe.

myances@msn.com

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