Columna


El hermano Marcelino

RODOLFO DE LA VEGA

26 de marzo de 2011 12:00 AM

RODOLFO DE LA VEGA

26 de marzo de 2011 12:00 AM

Las pocas veces que Marcelino ha decidido tomarse unas vacaciones, toda la feligresía lo echa de menos. Unos a otros nos preguntamos: ¿Qué ha sido de Marcelino; será acaso que está enfermo? Cuando nos enteramos que está disfrutando de unas vacaciones con sus familiares, sentimos una gran satisfacción.
Y no es que Marcelino asuma actitudes especiales que lo hagan destacar. No, es precisamente todo lo contrario. Aunque todos sabemos de su dedicación y fidelidad a la parroquia de la Santa Cruz y a la Comunidad Salvatoriana, su actitud es siempre sencilla y humilde. Ni siquiera cuando interpreta música en el órgano se muestra orgulloso o engreído. En esa labor, como en el cuidado del dinero de la Parroquia o en el suministro de insumos necesarios para la casa cural, sabe que esa es su misión y compromiso con el Señor.
Nació Marcelino hace 85 años en un hogar sencillo donde los preceptos de la Iglesia Católica son observados como lo más natural, sin alardes de superioridad ante sus vecinos. Para ellos la fe y el amor a Dios más que un mérito propio especial, lo consideran como una muestra de la largueza del Altísimo. Así lo reciben y así lo practican.
Sus padres Fernando y Rosalbina trajeron a este mundo y más concretamente a Fómeque, Cundinamarca, diez hijos, de los cuales Marcelino es el octavo. Dos de sus hermanas son religiosas, que ofrecen su vida cristiana en diversas partes de la geografía universal.
El sábado 19 de marzo Marcelino cumplió 60 años de haber hecho sus primeros votos en la Sociedad del Divino Salvador. Más tarde en La Estrella, Antioquia, el 19 de marzo de 1956 hace sus votos perpetuos y confirma así su permanencia e identidad con la Comunidad Salvatoriana.
En su larga trayectoria ha estado en varias ciudades de Colombia, desempeñando las funciones que le encomiendan con devoción, honradez y diligencia.
¿Qué es lo que la feligresía aprecia más del Hermano Marcelino? Yo diría que su sencillez y su humildad. En su condición de lego, sabe que no tiene opción a las sagradas órdenes y, por consiguiente, no hará uso de una oratoria brillante en las homilías, ni lucirá los hábitos vistosos en las procesiones. Su labor es tranquila, callada, casi desconocida.
Veamos algunas de las sentencias bíblicas relativas al orgullo y a la humildad.
“Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes” (Santiago 4.6). “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido” (Lucas 14.11). “La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra” (Proverbios 29.23). “Mejor es humillar el espíritu con los humildes, que repartir despojos con los soberbios” (Proverbios 16.19). “Los mansos heredarán la tierra; y se recrearan con abundancia de paz” (Salmo 37.11). “Cualquiera que se humille (…;) ése es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18.4). “Humillaos delante del Señor y Él os exaltará” (Santiago 4.10).
Definitivamente Marcelino está entre los humildes y por eso el Señor lo tiene en cuenta.
Sinceras felicitaciones, hermano.

*Asesor Portuario

fhurtado@sprc.com.co

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