Columna


El hospital de Sincelejo

AP

08 de noviembre de 2012 12:00 AM

CRISTO GARCÍA TAPIA

08 de noviembre de 2012 12:00 AM

El Hospital Regional de Sincelejo, hoy HUS, Hospital Universitario de Sincelejo, debe andar por los cuarenta. O, unos años más, de haber sido construido.
Desde los tiempos del San Francisco de Asís, así se llamaba el que le antecedió, donado por don Arturo García a los sincelejanos, sigue siendo el HUS el único centro hospitalario que sirve las necesidades de salud de los enfermos pobres de esta extensa y mil veces humillada y arrasada por la politiquería, la corrupción y el asalto a mano electorera, sabana sucreña.
Servir las necesidades de salud de los pobres de Sincelejo y Sucre es un decir, porque el que fuera un hospital de caridad, cuando esta no se supeditaba a la politiquería y al trueque y las comisiones al por mayor y detal, apenas si es una añoranza en el alma de los sincelejanos que impávidos sucumben a las carencias de los más elementales recursos asistenciales que ya no está en condiciones de proveerles su hospital de toda la vida.
Si bien ahora es mayor el número de pobres que se enferman y hay que atender, no es menos verdad que los recursos destinados por el Gobierno y el Ministerio de Salud se han multiplicado; son más oportunos y están garantizados por ley, lo cual deja ver que si tales fueran las razones en contrario para explicar el desastre de la salud pública en Sucre y Sincelejo, no pasaría de ser otra cruel burla de quienes administran y manejan ese derecho colectivo.
Y la mas inicua de cuantas formas y conductas se han inventado unos y otros para denigrar, afrentar y vulnerar los derechos y la dignidad de los sucreños que, contrario de lo que se cree y predica, no son solo los pobres y desplazados de los hospitales de caridad y comedores escolares y de ancianos.
Son más; muchos más y de todas las condiciones sociales, económicas y culturales.
Sólo que por el falso pudor y remilgos pequeñoburgueses, tan contrarios y nocivos a la dignidad y altivez humanas, prefieren seguir en la delirante humillación del aguante al sometimiento de las castas políticas que a perpetuidad ejercen dominio sobre sus vidas, pensamiento y acciones.
En tanto la prestación oportuna, eficiente y de calidad de la salud pública en Sucre es un derecho que deriva en deber de la administración departamental, es pertinente avisar al Gobernador que ya está bueno de los diagnósticos, de las inculpaciones y de cuanto pretexto pueda creerse válido para excusar la obligación de una solución efectiva, categórica y perentoria para la provisión de los servicios que para la atención, prevención y conservación de su salud demandan los sucreños.
Hablar de “cuellos de botella”, de “tercerización de cuentas con personas que no hacen parte de la nómina”, “de actualización de la pagina web”, de “acabar con los carteles que al interior del HUS compran los sueldos de los trabajadores a muy por debajo con la cifra real”, no es más que puro y llano gatopardismo: algo debe cambiar para que todo siga igual.
Algo muy distinto de las promesas, las de la salud y la educación entre las más, que nos llevaron a promover y a votar por quien ostenta el mando en este departamento.
Pero igual que el de los cartageneros con su alcalde, el sentir prevaleciente de los sucreños es que otra vez se equivocaron. ¡Qué vaina!
¿O será que no, don Urbano Miranda?

*Poeta

elversionista@yahoo.es
@CristoGarciaTap

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