Columna


El libro nuevo de figuritas

SARA MARCELA BOZZI ANDERSON

28 de agosto de 2012 12:00 AM

SARA MARCELA BOZZI ANDERSON

28 de agosto de 2012 12:00 AM

Cuando éramos niños, no había juego que nos hiciera más felices que llenar el álbum de figuritas. Nos fascinaba coleccionar los animales que venían en la chocolatina jet, el de los jugadores del mundial de fútbol, el de las ciudades y pueblos de Colombia, el de mariposas de nuestro país y el de “Aventuras de He Man”. Después de colegio nos íbamos a la tienda para comprar los sobres que guardaban celosamente la imagen añorada en nuestros sueños.
Era una diversión sana que nos permitía intercambiar las figuritas repetidas con los amigos del colegio, y aprender de fauna, flora, geografía, o deportes, con la ilusión de llenar un álbum que demostrara nuestra perseverancia y fidelidad para tener la suerte de llenar el álbum de primeros, para mostrarlo con orgullo a los compañeros del colegio.
Pero jamás nos imaginamos que fuera posible que el mercado negro tuviese la intención perversa de producir un álbum de figuritas con quienes rodearon al capo Pablo Escobar, ahora que la serie “Escobar: El Patrón del Mal” entra en nuestros hogares todas las noches.
Esto quiere decir que más allá de la intención de los libretistas de “contar la historia desde la perspectiva de las víctimas”, desde la perspectiva de contar la historia trágica para no volver a repetirla, el programa despertó una vez más la malicia de querer convertir en héroe al jefe del Cartel de Medellín, cuya maldad ilimitada lo llevó a cometer los crímenes de lesa humanidad que conocemos.
Es tan grave el Álbum de Figuritas de Escobar, que tenemos a nuestra niñez en alto riesgo de hacer el culto a la personalidad de un asesino que aterrorizó a Colombia.
Ya sabemos que el bajo mundo antioqueño vive agradecido con su “Robin Hood” criollo por los barrios que construyó, por los parques, campos de fútbol y centros recreacionales, pero los cartageneros no podrán olvidar que en los ochenta los barcos de turismo se ausentaron y el gobierno norteamericano estableció la nefasta “Advertencia a los Viajeros”, que espantó a los turistas gringos y canadienses.
Los colombianos tampoco podemos olvidar que el maltrato a los viajeros a Estados Unidos se originó en el narcotráfico, que nos hizo seres repugnantes ante la faz de la tierra.
En las escuelas y colegios de Medellín y Antioquia el Gobierno tiene que actuar con energía y rapidez para detener la proliferación de figuritas con la imagen de Escobar y sus amigos. Los niños no pueden creer que quien comete crímenes y ejerce despóticamente el poder ilegítimo, sea ejemplo para los demás.
El álbum de figuritas de otras épocas, que nos permitía soñar con la magia y la maravilla de la vida, es lo más distante posible del álbum que circula ahora en las comunas de Medellín. Si la información del noticiero Caracol, que dio la noticia, es verdadera, tendríamos que cuestionarnos seriamente si la serie sobre Escobar es conveniente para el pueblo colombiano. Más allá de las buenas intenciones de quienes producen la serie, hay que ver cómo la reciben las audiencias, porque este país es un recipiente en donde caben las más disímiles culturas.
Definitivamente, como leí en una “xeroscopiadora” hace algunos años, todos debemos recordar el lema: “Cuide a Colombia, no tiene copia”.

*Directora Unicarta

saramarcelabozzi@hotmail.com

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