Cuentan que Enrique, para fin de año, se reúne en Miami con sus cuatro ex mujeres, y que departe alegremente con ellas y sus hijos -medios hermanos entre sí- como si fueran amigos de toda la vida. Ni siquiera lo cuenta él mismo (quien podría alardear y fantasear con la situación), sino sus amigos más cercanos, quienes también le acompañan en esas veladas.
Lo que nadie logra explicar es cómo lo hace, si no hay personas que más se odien entre sí que las mujeres cuando pretenden a un mismo hombre. Enrique no es que tenga mucha plata, escasamente le alcanza para llevar a estas celebraciones a sus ex: una colombiana, otra venezolana, y a dos que viven en diferentes ciudades de USA, de manera que no es dinero lo que las atrae. Además, dicen que él ni cumple con sus obligaciones de padre. Tampoco es un adonis, ni un latin lover, ni una de esas personalidades arrollantes y carismáticas. Es un individuo común y corriente, como cualquiera de nosotros, que por alguna extraña razón logra unir a su alrededor personas que en el común de los casos se odian.
Si hay una característica que lo diferencie un poco de sus congéneres es su bohemia: le gustan las largas noches de parranda, y escuchar música salsa mientras se emborracha. Pero bohemios de estos hay muchos en el mundo y no por eso logran el milagro de Kike.
Otro que le hace competencia es Lucho; ambos son individuos que luchan porque su reducido patrimonio, quede al morir, lo mas distribuido posible entre sus crías, y se dan a la tarea de reproducirse casi con el pensamiento. Pero fíjense Lucho ni toma trago.
Decidí hablar con Enrique y Lucho y ambos coincidieron con teorías como las que expongo a continuación: “Las mujeres sólo pueden tener un hijo por año –excluyendo los múltiples- con un desgaste físico enorme, mientras que los hombres si quisiéramos podríamos hacer 3 o más por día (1000 al año). Por eso la naturaleza que es sabia, envía al mundo más mujeres que hombres, para que cada uno pueda cumplir la obligación de preñar a cuantas mujeres pueda, y garantizar de esa manera la sostenibilidad de la especie. Si a eso le sumas que por selección natural, las mujeres tienden a escoger como reproductor a quienes consideran más aptos para la supervivencia, el número se reduce.”
También así piensa –posiblemente sin que sean pensamientos cerebrales, porque cada día me convenzo más de que los seres humanos pensamos y memorizamos con cada célula del cuerpo; sólo los pensamientos abstractos y conscientes son del dominio exclusivo del cerebro- la gente más pobre, que ante tanta ausencia de oportunidades, sólo pueden aspirar a una de esas loterías genéticas para salir de la pobreza; creen que mientras más hijos traigan al mundo, más probabilidades tendrán de engendrar un superdotado, que los saque a todos de la miseria.
Volviendo al caso, Kike y Lucho ellos solo tienen en común, excluyendo el ímpetu reproductor, que no conviven con ellas; aparecen sólo cuando más se les extraña, lo cual sugiere que el problema es de convivencia.
“Más bien preocúpese por el futuro, me dijo Kike, porque con estas vainas de la biotecnología, ya no habrán hombres con muchas ex, sino mujeres con uno para cada ocasión, para despertar envidia en las amigas; igual que con el vestido, la cartera, el pintalabios, o los zapatos”
*Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe
movilyances@gmail.com
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