Columna


El poder de la televisión y otros medios

RICARDO VÉLEZ PAREJA

27 de septiembre de 2010 12:00 AM

RICARDO VÉLEZ PAREJA

27 de septiembre de 2010 12:00 AM

Creo que en alguna columna pasada hice referencia al tema de la televisión como el más poderoso medio de comunicación que ha invadido los espacios íntimos del corazón y el alma de los seres humanos. Su influencia es indudable en el mundo moderno donde, cada vez más, los hombres dependemos de las máquinas, llámese celular común, BlackBerry, laptop, TV, Nintendo y un largo etcétera. El tiempo ya no es nuestro. Es el de los equipos, las máquinas y los artefactos personales. Nunca se me olvida que a uno de mis hijos – siendo niño – le pregunté en una ocasión cual era la diferencia entre leer un libro de cuentos y ver historias infantiles en la TV y él me contestó: “Papá, es que cuando leo cuentos, me imagino como es el tigre, como es el cielo, como es la montaña y el paisaje en general, pero si los veo en la tele, no necesito imaginarme nada, porque todo me llega tal cual es.” Bueno así mismo es. El poder de la TV (100 canales) es avasallante y vuelve pasivos a todos que se convierten en simples receptores de lo que ven y se anula un poco la capacidad de reflexión y análisis sobre lo que ocurre en el mundo y quita el tiempo para que el humano piense por sí mismo. Ya lo dijeron los filósofos modernos McLuhan, Marcuse y Althusser, que la TV es un aparato ideológico de Estado (AIE) que reproduce la conciencia consumista y acomoda las ideas para que los seres humanos adquieran cosas y objetos de uso común, cambiando las modas y creando la concepción de que todo es desechable, todo pasa de moda y hay que ponerse a la altura de lo nuevo – no siempre lo mejor – porque mientras usted está viendo un programa promocionado por productos ya éstos deben estar transformándose en otros más modernos y atractivos pero a veces también inútiles. Es la sociedad de consumo avasallante que nos mostró Antonioni en su bella y dura película “Zabrisky Point” de los años 70. Todos esos medios mencionados insertados en la intimidad, generan incomunicación, depresión, apartamiento de la realidad, desamor – no hay nada mejor para dar al traste con la relación erótica – y alienación que afectan la calidad de vida. Se ha pasado de una vida cotidiana de diálogo familiar a la cultura digital o cibercultura en donde las máquinas están afectando la estructura humana de la comunicación física presencial entre los vivos y especialmente de la familia, que es el eje vital de cualquier sociedad. Claro que no podemos ser tan pesimistas y totalitarios para rechazar de plano la tecnología. Debemos admirar y aprovechar las ventajas de los avances tecnológicos que facilitan la ampliación del conocimiento a través de las redes del Internet que son fuente inagotable de trasmisión de cultura y ciencia a la humanidad. La Wikipedia es una maravilla que trasmite información y cultura enciclopédica gratuita. Traigo a cuento el tema, porque llevo 15 días sin TV y he pasado feliz, he aprendido mucho en el silencio o en la meditación, también he escuchado música clásica, jazz y boleros que facilitan la lectura, he dormido más plácidamente y me he encontrado más conmigo mismo para enriquecerme de vida espiritual que es la esencial riqueza de los humanos. *Abogado, docente, escritor rivelpa@yahoo.com

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