Columna


El salto del cabrón

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

22 de febrero de 2012 12:00 AM

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

22 de febrero de 2012 12:00 AM

Se cuenta que cuando los españoles vieron por primera vez lo que hoy se conoce como el Cerro de la Popa en Cartagena, se imaginaron ver la figura de una galera enorme o un barco que sobresalía del mar, por lo que lo llamaron “Cerro de la Galera” y a la cima “La Popa de la Galera”. También se dice que luego los antiguos cartageneros lo llamaron “Cerro de la Cruz”, por la que está en la cima. Los mismos habitantes percibían al Cerro como terrorífico, salvaje e impenetrable, una selva llena de animales venenosos y era habitado por indígenas, mestizos y negros cimarrones con todos sus demonios. Se cuenta que en la época colonial estos adoraban en la cima de La Popa a una deidad llamada “Buziraco” o “Cabro Urí”, que parecía un macho cabrío.
Viendo bien el “Cerro de la Galera”, “La Popa de la Galera”, el “Cerro de la Popa” o como se llame, me pregunto: ¿sobre qué aguas navega ese barco o galeón? ¿A dónde va repleto de gente? ¿Cuál es su carta de navegación? Pero sobre todo, ¿qué percepciones tienen de él los cartageneros de hoy? A pesar de que ya no es una selva, no está lleno de animales peligrosos y no se adora en su cima a “Buziraco” sino a la Virgen de la Candelaria, la Virgen Morena o Virgen de la Popa, el Cerro sigue dando miedo, es un territorio terrorífico e impenetrable por la gente que lo habita y por los problemas que lo atraviesan de abajo a arriba y de arriba a abajo. Si no, que lo digan los taxistas que no quieren pasar del Mercadito de Santa Rita cuando se les detiene para una carrera por estos lados de la ciudad. Inventan mil excusas para no prestar el servicio o cobran más de la cuenta.
La Popa ya no es una selva, pero sigue habitada principalmente por gente negra, ya no esclavizada ni endemoniada como antes, gente descendiente de los esclavos africanos establecidos en la ciudad y sus alrededores, los mismos a los que en la época colonial se les daba permiso para celebrar las fiestas de la Virgen de la Candelaria. La Popa sigue habitada por gente negra, por pobres históricos, “los desplatados”, pero también por nuevos pobres, los desplazados por las distintas formas de violencia. La Popa ya no es una selva, pero se le sigue viendo como un lugar lleno de animales de la peor calaña.
Percepciones como estas y apariciones como la de la Virgen María diciéndole en 1608 al padre Alonso de la Cruz Paredes que debía construirle una iglesia en la montaña más alta que viera al llegar a Cartagena, han pesado y siguen pesando sobre el rumbo del “Cerro de La Galera” o de “La Popa”.
A mi parecer, la invocación no puede seguir siendo poner a la Virgen de la Candelaria en vez de “Buziraco” y tirar a éste cuesta abajo por el precipicio como lo hizo Alonso de la Cruz, el fundador del Convento de Nuestra Señora de la Candelaria y el promotor del desorden en el Cerro al ser el primero en construir una choza en La Popa, poniendo el mal ejemplo.

*Lingüista, literato y comunicador para el desarrollo

puntos_de_encuentro@hotmail.com

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