Columna


El sueño de Sucre

AP

09 de junio de 2011 12:00 AM

CRISTO GARCÍA TAPIA

09 de junio de 2011 12:00 AM

Si algo hay que reconocerle al Gobernador de Sucre, Jorge Barraza Farak, es su persistencia y tenacidad, casi delirantes, por lograr que el Gobierno le ponga atención a aquellos asuntos que son relevantes para sus coterráneos. Valga decir, los que tienen que ver con la infraestructura vial y las inundaciones sempiternas de ese territorio de espejismos que es La Mojana.
En gracia de ese empeño, un día después de su posesión como  mandatario de los colombianos el presidente Santos sobrevoló el profundo sur de Sucre y pudo comprobar cómo todo lo que ahí tenía vida yacía entre las aguas: el ganado, los pastos, las cosechas, el hombre, su mujer y su prole.
Eso fue en el otro invierno, en el que aún no acababa de pasar cuando sobrevino el de ahora. Este que, a las calamidades del otro, sumó las suyas para que continuara la devastación y otra vez el naufragio del hombre, su mujer y su prole. De las cosechas, los pastos y el ganado, además de la vida silvestre.
Compungido por la tragedia de sus compatriotas náufragos y desolados de La Mojana, el Presidente comprometió su palabra y su poder para procurar una solución efectiva y duradera a la hecatombe del agua allí.
De cuanto se vislumbró como solución en aquel sobrevuelo iniciático del presidente Santos no se volvió a saber más allá de lo que un tiempo después diría el ministro de Transporte, Germán Cardona, de que por aquellos zapales, pantanos y ciénagas no se podía hacer nada por el invierno que los afectaba e impedía la ejecución de las obras prometidas.
En ese tiempo, entre un invierno y otro, los arroyos de la sabana y el golfo se desbordaron y se cayeron los puentes; el San Jorge se llevó las carreteras de aquel sur calamitoso y abandonado y lo dejo incomunicado. Y por allá, por San Marcos y San Benito, los fantasmas de otras lluvias volvieron a naufragar. Y la hecatombe de otra agua desbordada volvió para arrasar con el hombre, con su mujer y su prole; con los ganados y los pastos, las cosechas y la esperanza y cuanto exhibiera vida y movimiento.
Pero como los sucreños aún creen y viven de la esperanza y el Gobernador Barraza Farak no se arredra ante el infortunio de las corrientes, los puentes rotos y las inundaciones haciendo estragos y tragándose todo lo que a su paso encuentran, volvió a traer al Presidente. Y vino el Presidente y los ministros y el Director de Planeación y hasta el rector de la Universidad Nacional, cuyo solo nombre, Moisés, es un buen presagio de que por fin vamos a ser salvados de las aguas…;
De las que arrasan todo en La Mojana  y el San Jorge, tumban puentes y destruyen caminos y carreteras. Y de las tormentosas y podridas del abandono y la desidia que van por las acequias de la miseria revueltas con corrupción y clientelismo.
Entre tanto, en esta visita “el sueño se hará realidad”, ha dicho el presidente Santos y su comitiva con ocasión de la firma en Sincelejo del Acuerdo para el Desarrollo de la Región de la Mojana. Y todo cuanto ha significado para los sucreños la pesadilla de las aguas, se convertirá en el más promisorio de los sueños de redención de los náufragos de siempre.
Es lo que esperamos, Presidente.

*Poeta

elversionista@yahoo.es

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