Columna


El tamaño del desafío

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

15 de enero de 2012 12:00 AM

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

15 de enero de 2012 12:00 AM

A pesar de que la exalcaldesa Judith Pinedo hizo una tarea colosal, muchos problemas citadinos quedaron pendientes, lo que hará que Campo Elías tenga que enfrentarse al reto de realizar una tarea complicada para resolver lo que él graciosamente llama “chicharrones”. El primero, terminar Transcaribe, una obra que lleva 7 años construyéndose y que por múltiples razones, está muy retrasada; en paralelo, Campo Elías, debe cumplir una sentencia del Tribunal Administrativo de Bolívar que ordena trasladar el mercado de Bazurto, un enclave que estorba al desarrollo urbano de Cartagena. Estos dos asuntos espinosos se deben solucionar rápido en razón de que agravan el problema mayúsculo de movilidad que nos incordia la vida a los cartageneros, quienes sentimos que la ciudad está casi bloqueada debido a la ausencia de vías, al crecimiento exponencial de la cantidad de automotores, a la escasez de agentes de Tránsito, a las mareas que inundan las calles y a los contratistas de la empresas de servicios públicos que rompen el pavimento y se van, una parodia de los versos de Neruda que hablan de los marineros que besan y se van.
Otros “chicharrones” que tendrá que encarar Campo Elías, son: el arreglo urgente de la deteriorada red vial; arreglar el problema sempiterno de los drenajes pluviales, ya que cada vez que llueve las vías se llenan de lagunas; evitar el repoblamiento por vendedores ambulantes de los sectores saneados y aumentar la oferta de camas hospitalarias, cuyo déficit es un factor que agrava la enorme crisis de salud que padece Cartagena y que amerita soluciones concretas, como lograr que se llegue al menos a 2.500 camas hospitalarias (2 x cada 1.000 habitantes) para lo cual sugiero que en el Hospital Universitario se abran todos los pisos para que funcione a toda capacidad. Además de esta seguidilla de problemas, el nuevo alcalde tendrá que lograr que el Gobierno nacional resuelva el problema que está causando el Canal del Dique en la bahía, al verter mucho lodo en este cuerpo de agua con las resultas de que la bahía se está colmatando y la ciudad corre el riesgo de  adquirir el síndrome de “Bocas de Ceniza”, tras lo cual sobrevendrá un desplome económico, ya que Cartagena sin puerto pierde casi toda su competividad. Como si fuera poco, Campo Elías deberá trasladar las viviendas precarias que pueblan la Popa para evitar una tragedia en el próximo invierno, solucionar el déficit de agua de la Zona Norte y mitigar la alta criminalidad que nos agobia.
En fin, detrás del decorado que muestra una ciudad exultante de alegría, con la prodigiosa actividad cultural de este mes de enero, está la Cartagena de la vida real. Vista sin maquillaje, es una ciudad poblada por gente abrumada por la baja calidad de vida. Cartagena padece una especie de tragedia urbana perfecta, cuyas falencias son las que configuran el tamaño del desafío gigantesco que afrontara Campo Elías, quien, si está a la altura de las circunstancias, como decía Antonio Machado, será recordado con gratitud, pero si no resuelve los problemas, lo más probable es que la ciudad quede al borde del colapso y Campo será un nombre más en la lista larga de alcaldes inútiles que ha tenido la ciudad.

*Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena.

menrodster@gmail.com
 

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