Columna


Elección de alcaldes y gobernadores

RODOLFO DE LA VEGA

19 de marzo de 2011 12:00 AM

RODOLFO DE LA VEGA

19 de marzo de 2011 12:00 AM

La Carta del 91 y posteriores retoques de algunos artículos hicieron de Colombia un país más democrático. Pero sin proponérselo, inyectaron nuevos caudales al río de corrupción que ahora nos ahoga”.
A continuación el articulista se explaya en la cantidad enorme de perjuicios que la libre elección de alcaldes y gobernadores ha traído consigo. A tal extremo llegan las aseveraciones del doctor Samper Pizano que resalta las bodas de plata de la elección de alcaldes con estas palabras: “El 9 de enero cumplió Bodas de Plata la elección de alcaldes y, haciendo el balance de los efectos positivos y negativos que produjo es evidente que ha sido un cáncer para Colombia. Un cáncer rebosante de democracia. Pero un cáncer”. Se habla también de cómo los financiadores de las campañas se adueñan de los contratos más jugosos. Es evidente que ellos (los que financian las campañas) tienen que resarcirse de las sumas enormes aportadas y, desde luego, cobrar sus utilidades.
Toda esta disertación del doctor Samper Pizano me ha hecho recordar que hace unos pocos años el doctor Carlos Villalba Bustillo, en su columna habitual de El Universal, nos refirió una conversación que sostuvo con el doctor Álvaro Gómez Hurtado. El doctor Gómez, como todos sabemos, fue candidato varias veces a la primera magistratura de la Nación. Decía él que aunque no pudo alcanzar ésa, su gran aspiración, lo satisfacía haber acrecentado las prácticas democráticas por medio de la elección de alcaldes. Recordemos que Álvaro Gómez con Horacio Serpa Uribe y Antonio Navarro Wolf fueron los orientadores de la Constitución de 1991.
Carlos Villalba disentía del pensamiento de Gómez y así lo manifestó. Al doctor Gómez se le hizo muy extraño que un liberal como el Dr. Villalba no compartiera con él su regocijo por el logro de ese avance democrático. Pero una cosa es ser liberal en Inglaterra, en Francia o en Alemania y otra cosa es poner las elecciones en Colombia al alcance  del mejor postor, cuando no de paramilitares, narcotraficantes y terroristas, que al poder seductor del dinero agregan la amenaza por medio de las armas.
De conformidad con los análisis adelantados por los doctores Samper y Villalba la intención de los constituyentes del 91 fue sana y preñada de buenas intenciones. Pero la cantidad creciente de alcaldes y gobernadores destituidos y encarcelados nos dice que en la práctica esas buenas intenciones fracasaron.

*Asesor Portuario

fhurtado@sprc.com.co
 

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