Soy de la generación en la que una calle completa cantaba “vino la luz, vino la luz”. Era un canto colectivo, solidario, que le daba cohesión al vecindario. De la misma generación que se echaba cuentos de miedo en la terraza de la casa, con Menticol en mano, al vaivén de una mecedora. Soy de la generación que hacía tareas con vela, sudando y con el mosquito zumbando.
Por más beneficios que nos traen las nuevas tecnologías, por más fascinación que nos generen dispositivos con diseños ultra futuristas, los años de la infancia siempre tendrán un sabor nostálgico que nos hace concluir ridículamente que todo tiempo pasado fue mejor.
En aquellas tardes pintábamos con piedra una peregrina en el piso. Tomábamos todas las decisiones con el popular zapatico cochinito cambia de pie y los domingos nos llevaban de paseo a ver despegar los aviones al aeropuerto.
Casi 30 años más tarde, vuelve la calidez de esos tiempos, el olor a vela encendida, la misma mosquitera, y aunque ya para muchos no hay terraza ni patio, volvemos a estar allí, en el pasado, en el tiempo grato de nuestra infancia, añorando el Menticol y a la abuela –ya muerta- echándonos fresco en la espalda. Hemos vuelto a nuestros años maravillosos gracias a Electricaribe.
La Alcaldesa Judith Pinedo le mandó un derecho de petición a la empresa, cartas a la superintendencia de servicios públicos, al defensor del pueblo y al Ministerio de Minas y Energía. Los residentes del barrio Boston bloquearon la avenida Pedro de Heredia y Pedro Romero, episodio que significó enfrentamientos con la Fuerza Pública. Y los titulares de prensa han sido enfáticos en señalar la situación: “'Alta tensión' por quejas en los servicios que presta Electricaribe” del pasado 28 de junio en el periódico El Tiempo, “Alcaldes costeños eléctricos por pésimo servicio de Electricaribe” en Zonacero, “Exigen plan de choque a Electricaribe para evitar cortes de electricidad” en El Espectador, “Electricaribe en la palestra” del 12 de agosto en El Universal, que además se refiere al bochornoso apagón de 11 minutos durante un partido del Mundial Sub 20 en el estadio Jaime Morón de Cartagena.
Los columnistas de opinión han hecho lo propio, en ocasiones muy a pesar de quedarse sin luz mientras escribían. Me incluyo en la lista. Roberto Latta, del portal Pepe Comenta, tituló su columna “Un imperio denominado Electricaribe”, en el que inicia escribiendo “Casi 12 horas. Sí, así como lo leen casi ¡12! putas horas permaneció el sector de Villa Paraíso, barrio donde yo resido, el día sábado 14 de Mayo de 2011”, y recuerda que en el año 2008 la revista Semana publicó un listado de las 100 empresas más grandes de Colombia, en el que Electricaribe ocupó el puesto 24. Es grande Electricaribe sin duda. Nos hace evocar el pasado con su mal servicio, y sin embargo cobra las facturas con precios del presente. La fantástica paradoja del tiempo de la que habla el célebre científico Stephen Hawking.
*Psicóloga
claudiaayola@hotmail.com
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