Columna


Engañados

MARTHA AMOR OLAYA

14 de mayo de 2012 12:00 AM

MARTHA AMOR OLAYA

14 de mayo de 2012 12:00 AM

Nunca comprendí cómo habría sido el pacto con los paramilitares para su desmovilización. Me resultaba absurdo cómo una organización que pasaba por su mejor momento renunciaba a todo su poder a cambio de rebajas de penas que estaban lejos de ser impuestas.
En ese ejercicio reflexivo y muy alejada de información precisa, terminé por pensar que simplemente ignorábamos cuál era el verdadero beneficio al que accedían los paramilitares por su desmovilización, otros prefirieron pensar que fueron engañados o traicionados.
Todavía no tengo idea que se cocina o cocinó en esa negociación. Sigue siendo extraño porque los paramilitares pudieron frenar la popularidad de Uribe cuando los extraditó y se erigía como el mesías en una guerra que parecía no tener fin cercano. El punto es que 4 años después de que se decretara su extradición, Mancuso dijo que por solicitud del propio Uribe, lo apoyó en su reelección y fraguaron un par de ilícitos (para montar a Iguarán en la Fiscalía y para acabar con la Corte Suprema de Justicia).
Como era de esperarse Uribe dijo que era mentira y anuncia una demanda penal por calumnia. Samper en el proceso 8.000 dijo que todo había sido a sus espaldas y de la misma forma, negando cualquier acusación, todos los políticos se defienden: Piedad Córdoba, Luis Carlos Restrepo, María del Pilar Hurtado, Hugo Chávez, Fidel Castro y no me voy a extender, pues no conozco excepciones que no se victimicen de sus contradictores.
La defensa de los sindicados por parapolítica y paraeconomía ha sido dos: unos dicen que es la palabra de unos asesinos, delincuentes en contra de la palabra de hombres de” bien”, y otros afirman, que sus tratos con paramilitares se debieron a extorsiones o al temor por las dificultades de orden público que atravesaba el país en aquel momento.
Pillos unos y otros. Realmente nadie parece comprometido con la verdad. Seguimos en discusiones polarizadas en donde cada quien tira para su lado y en donde realmente no se sabe a quien creerle. Todos tienen intereses personales que atender. Ninguno está pensando en las víctimas de un conflicto sangriento y doloroso para miles de personas que no terminan de sanar, ni a quienes se les hace justicia ni se les repara como corresponde.
Yo no le creo a nadie, pero la falta de verdad tampoco puede ser un obstáculo para que no avancemos en todo esto. Debemos levantar la frente y seguir. Condenar y castigar a quienes delinquieron, pero también perdonar, olvidar y avanzar aunque suene injusto.
Si no somos firmes en estas decisiones, los paramilitares seguirán cambiando de nombre y haciendo lo que mejor saben hacer. Las guerrillas seguirán echando para adelante y para atrás: hoy liberan secuestrados, mañana secuestran más.
Nuestra sociedad, instituciones, economía, política, campo, ciudad, etc. Están cooptadas por un sistema mafioso enquistado por el narcotráfico hace muchísimo tiempo. Ha sido el narcotráfico padre de nuestras desgracias y padrino de tantos mentirosos. Las luchas ideológicas no existen en este escenario, el dinero, el poder o la venganza lo son todo en esta guerra. Los medios se prestan para show y los demás seguimos creyendo que en la vida las cosas son blanco o negro.

* Comunicadora Social, periodista.

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